Quebradero

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La revocación, la sartén y el mango

Por Javier Solórzano Zinser

Existen diversos cuestionamientos sobre lo que pudiera pasar con la consulta sobre la revocación de mandato. Las dudas no tienen que ver con el previsible resultado, pasan por la forma en que se va a instrumentar el ejercicio.

La negativa de la Secretaría de Hacienda a otorgarle mayor presupuesto al INE para que pudiera hacer la consulta como marca la ley limita el ejercicio y coloca en el centro un motivo más de confrontación entre el Gobierno federal y el instituto.

Está claro que Hacienda no se mueve sola, el Presidente fue quien tomó la determinación en fondo y forma. Las razones corren fundamentalmente por el enfrentamiento que durante años ha tenido con las autoridades electorales.

Para López Obrador el INE, antes IFE, ha sido el responsable de sus derrotas electorales. Hay evidencias de que desde el poder político y económico se movieron todos los hilos posibles para impedir que el tabasqueño llegara a la Presidencia.

Sin embargo, en medio de todos los procesos vividos López Obrador tendrá que reconocer de manera autocrítica los errores que se cometieron en las campañas. No se olvida, por ejemplo, su negativa a asistir a uno de los debates presidenciales quizá bajo el supuesto de que no había necesidad de ello.

La confrontación seguirá pasando después del 10 de abril, día de la consulta. Lo que vendrá después será la presentación del proyecto de Reforma Electoral que anda preparando el Presidente; Jorge Romero, del PAN, por cierto, nos dijo que su partido tiene su proyecto y que lo va a presentar en los próximos días.

Las críticas del Presidente al INE sobre la revocación de mandato pueden tener que ver con que, en caso de que el ejercicio termine siendo cuestionado, encuentre responsables de todo ello con nombre y apellido.

Quizá sea por eso también que la respuesta a la solicitud del INE por parte de Hacienda haya sido poco seria, tanto por el contenido del texto como la instancia menor que se encargó del asunto, en el colmo hasta faltas de ortografía presentaba la respuesta; desdén y desprecio.

La revocación de mandato es un mecanismo que el Presidente quiere para poder fortalecer su imagen, su proyecto y quizás una forma de evidenciar al INE.

El costo económico de la consulta resulta cada vez más cuestionable. Es entendible desde la perspectiva presidencial el buscar la manera de poder tener elementos a la mano para hacerse valer, a lo que se suma el talante del tabasqueño de vivir en campaña y elecciones.

Bajo las actuales condiciones, con los costos cada vez más altos de las obras emblemáticas del sexenio, con problemas económicos serios que no se resuelven con el discurso presidencial, ahorrar para que el dinero se utilice en otras áreas resulta por mucho más relevante que meterse en un ejercicio con resultado previsible.

Plantear que la consulta tiene que ver con algo así como un plebiscito para el Presidente en los hechos no concuerda. La clara popularidad de López Obrador debería ser un indicador para evitar la revocación de mandato, no hay signo alguno que pudiera presentar un resultado adverso para el Ejecutivo. De no ser que se presente algo excepcional, lo cual no se ve por ningún lado, la consulta vendrá a ratificar lo que dicen a diario las encuestas.

Como ya no hay vuelta atrás lo que queda es que los ciudadanos tratemos de entender el galimatías de la pregunta, que el INE haga el mejor de los ejercicios con mucho menos dinero con lo que debería de hacerse, que los ciudadanos pensemos qué responder y si queremos participar, sin pasar por alto lo que sí podría venir ante el previsible resultado.

Ante la revocación de mandato el Presidente ya tiene la sartén y el mango

RESQUICIOS

Vaya usted a saber qué pasa tras bambalinas, pero en público el Presidente defiende a sus funcionarios a capa y espada a tal grado que hasta nos pide un “reconocimiento” para el afamado vocero.