Quebradero

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Las creencias de Djokovic

Por Javier Solórzano Zinser

El caso del serbio Novak Djokovic tiene pasajes de comedia de errores y horrores, en que hay que incluir a las autoridades australianas.

Independientemente de la confusión inicial, el hecho de dejar entrar al tenista a Australia sin estar vacunado, lo que pasó a partir de ese momento desató todo tipo de escenarios, algunos de ellos han servido para darle cuerda a quienes están en contra de las vacunas.

Esta corriente ha crecido, particularmente en el centro y este de Europa y EU. Hemos visto un buen número de manifestaciones en contra de las medidas restrictivas como es el hecho de exigir la cartilla de vacunación para entrar a ciertos lugares.

La posición de Djokovic tiene muchas aristas. Desde pequeño vivió en medio de adversidades en un país cargado de problemas políticos con gobiernos que al paso del tiempo fueron señalados y perseguidos. El mundo de Djokovic nunca fue fácil, en su infancia padeció enfermedades de las cuales pudo salir, desde aquellos años ha considerado que al cuerpo si se le cuida puede sanar solo; algo así es lo que piensa sobre la pandemia.

Su animadversión contra las vacunas no es una ocurrencia. Es parte de lo que cree, es una forma de ver las cosas que se ha ido arraigando en su país, en su equipo y su familia.

Su llegada a su país tuvo tintes apoteósicos, no sólo por lo que significa para sus paisanos el que sea un tenista fuera de serie, sino también porque siempre menciona en sus discursos a su país.

Muchos lo consideran, no sólo en su país, una víctima por su deportación de Australia. Se han puesto sobre la mesa elementos que dan vuelta al mundo sobre la obligación de estar vacunados, derechos humanos y la libertad de decidir.

Djokovic violó las reglas. Quizá en medio del mundo en que se mueve se le olvidó que es persona, que tiene que cumplir normas y reglas impuestas por consensos y más en tiempos en que una pandemia tiene al mundo en vilo.

Cumplir con las reglas nos hace parte de la sociedad y sobre todo lleva a la convivencia y al respeto a las y los otros. Las vacunas, el cubrebocas y la sana distancia son los nuevos códigos a los cuales tenemos que ceñirnos, más allá de lo que pensemos.

Algunos de los biógrafos de Novak Djokovic aseguran que su mujer tiene una gran influencia sobre él. Es ella quien lo ha llevado a nuevos derroteros que mucho tiene que ver con lo que piensa, es ella quien lo ha acercado al mundo vegano.

Todos sabían que el serbio no se había vacunado ni pensaba hacerlo. A esto se sumó que seguramente creyó que por ser quien es no tendría ningún tipo de problema para entrar a un país que exige la vacunación.

El serbio hace de sus creencias una militancia, no se permite marcha atrás por más que sea un hombre reconocido como generoso y empático, es un hombre que no cambia por ningún motivo sus convicciones.

En medio de todo se ha presentado un conflicto con tintes diplomáticos entre Serbia y Australia. Djokovic es un “héroe” en su patria, no es casual la reacción del presidente quien ha hecho una férrea defensa del número uno del mundo.

En el camino el serbio, todo indica que a través de su equipo, mintió sobre su estado de salud. Asistió a diferentes lugares a sabiendas de que estaba contagiado.

Veremos qué tanto trasciende la influencia de Djokovic y qué tanto quiere sumar adeptos a la causa de los antivacunas.

El lío para el serbio es grande porque todo indica que no lo van a dejar entrar a ningún país si no se vacuna. Sería lamentable que uno de los grandes tenistas de la historia trunque su carrera por algo tan necesario como imprescindible, vacunarse.

RESQUICIOS

En medio del champurrado de nombramientos diplomáticos aparecieron el de la exgobernadora de Sonora y del exgobernador de Campeche. Resulta que el presidente del PRI ya los amenazó si aceptan. Suponemos que muy preocupados no han de andar, como tampoco el de Sinaloa que por alguna razón España no le ha dado el visto bueno y quizá ni se lo dará.