Los impresentables

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Por Ruby Soriano

Los modelos de partidos políticos están más que agotados frente a una sociedad que mira con indignación, decepción y desafección política, que ningún partido político escapa a los vicios que están en las entrañas de estos modelos, que sirvieron para avalar el ejercicio democrático del poder, cuyos excesos los han llevado a la decadencia.

PRI, PAN, Morena, Movimiento Ciudadano, PT, PVEM y toda la chiquillada de partidos rémoras, igualan los vicios y las corruptelas que se multiplican de manera abierta y con el cinismo partidario de no defender a sus militantes, sino a intereses cupulares.

Hay un agotamiento real en la sociedad frente a las mismas historias sólo con diferentes protagonistas.

Aquellos que son votados para cargos de elección popular y ganan, deberían responder a una encomienda ciudadana.

Por lo anterior resulta ridículo seguir manteniendo a estos partidos políticos que ya no responden a intereses de una sociedad.

Es aún más incongruente cuando se empieza a hablar de los hombres o mujeres fuertes de un gobernador, como si las urnas ya fueran sólo el trámite, pues lo que cuenta es quiénes ganarán para velar los intereses de un mandatario o grupo en el poder.

Las campañas políticas desde hace un buen tiempo empezaron a morir en el intento de convencer lo que hoy, ya no es creíble.

Gobernadores, Presidentes Municipales, Senadores, Diputados, Regidores, ejercen el poder a partir de sus intereses personales, cupulares y ya ni siquiera cumpliéndoles a sus militantes o correligionarios, lo hacen respondiendo a los socios y padrinos.

Muchos de ellos, arriban al poder gracias a la compra de candidaturas, también lo hacen a través de los espacios plurinominales que se dan por parentesco, sociedades o por cofradías.

La política mexicana del siglo XXI destapó sus grandes debilidades llenándose de cantidad de impresentables.

Hemos aprendido muy bien detectar a estos personajes que han visto en la política una forma de hacer negocios y acrecentar fortunas.

¿Qué hacen cuando llegan al poder?

Lo primero que hacen es ejercer el mandato desde el principio de administrar el erario público para poder hacer los grandes negocios.

Crean constructoras con prestanombres, hacen florecer factureras, remodelan congresos, se convierten en unos magos del blanqueo de capitales locales, llenan sus administraciones y curules de familiares, amigos, compadres.

Capitalizan los desastres para desviar los recursos de tragedias a cuentas bancarias personales. Adquieren concesiones, se convierten en notarios, dueños de medios de comunicación, gaseros, hoteleros.

Fomentan el compadrazgo a merced de los contratos con sobreprecio, duplican nóminas, dobletean la contabilidad. Como funcionarios se inventan megaproyectos y terminan siendo socios de los mismos. Vacían las arcas de las secretarías gubernamentales que manejan. De la noche a la mañana se convierten en terratenientes inmobiliarios en el sureste del país. Pelean las dirigencias de los partidos como departamento de vecindad, rinden protesta y al siguiente día inician la campaña para chapulinear al siguiente cargo.

El síndrome de los impresentables cada vez ataca a más políticos no sólo en Puebla, sino en un México ávido de abrir de manera real, los canales hacia una sociedad que como nunca está harta de ver cómo estos especímenes, van mutando de partido y color sólo con la finalidad de acrecentar su patrimonio personal a costa del erario público.

A la hora de hablar de democracia, también tenemos que referir la urgencia de depurar el estilo que tenemos para llevar al mandato a una clase política disfuncional y con actos de corrupción, que se clonan sin distinción de color o partido

¿Ustedes a cuántos impresentables conocen? Elijan los nombres que seguramente la lista es larga, vigente y duradera.

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