Jorge Manzo Denes
La semana pasada la Universidad Veracruzana fue nombrada en una de las mañaneras del Presidente de la República. Desafortunadamente fue para mal. La reportera hizo mención del proceso para la designación de rector que recientemente tuvimos dos universidades en el país, donde afirmó que los profesores que se estaban postulando y que no fueron electos “los dejaron afuera porque no estaban prácticamente vendidos a una mala práctica”.
En concreto, el mensaje dejado públicamente y a nivel nacional, es que el resultado del proceso no fue convincente y, en nuestro caso, eso impacta directamente sobre la tarea realizada por la Junta de Gobierno. La reportera remató con la pregunta sobre qué se puede hacer, porque la autonomía universitaria permite venderse a intereses relacionados con la corrupción.
La respuesta del presidente, como suele ser, fue amplia y diversa, pero resaltó tres aspectos: 1) el gobierno no puede entrometerse porque violaría la autonomía universitaria, 2) hay mafias antidemocráticas que dominan al interior de las universidades públicas que manejan el presupuesto a discreción, asignan cargos académicos y ponen a los rectores, y 3) que la misma comunidad universitaria es quien debe resolver esos problemas. Quedé sorprendido por ese diálogo mañanero pero, sobre todo, aludido. Soy parte de la comunidad universitaria de la UV y he sido dos veces consecutivas Candidato a Rector. No puedo, ni debo, quedarme al margen de esta situación, es la razón de este breve texto.
Mi primera candidatura a la rectoría de la Universidad Veracruzana fue hace cuatro años, en 2017, sin éxito. En aquella ocasión, a pesar de mi inexperiencia, me sentí confiado en mi papel durante el proceso, pero la decisión de la Junta de Gobierno no me fue favorable. Como la resolución es inapelable por ley, solamente hice virtualmente pública mi inconformidad. Destaqué la supuesta transparencia por el ABC de Designación Rectoral y la Plataforma de Información de la convocatoria oficial. Pese a ello, durante el proceso sentí en persona el lado oscuro que puede llegar a tener nuestra universidad, incluso la denostación a mujeres académicas por el simple hecho de darme su apoyo, en donde nuestra magnificada defensoría de género institucional brilló por su ausencia
. Las calificaciones que en aquel entonces me fue otorgando la Junta de Gobierno como candidato me aseguraban el éxito, por lo que la decisión final de los nueve notables me dejó perplejo, algo no cuadró con sus números. Y el análisis detallado de esos números mostró que solo un miembro de la Junta de Gobierno fue el que inclinó la balanza para la decisión final, uno.
Este año, ya con mucho más experiencia, volví a presentar por segunda ocasión mi aspiración a la rectoría y volví a ser candidato, nuevamente sin éxito. No me voy a extender en el proceso, está muy fresco y aún en el sentir de universitarios y comunidad. Es palpable que el sentir es similar al de hace cuatro años, en concreto, la Junta de Gobierno no termina por convencer de sus decisiones en este proceso crucial para la vida universitaria.
En el comunicado del 30 de agosto de 2021, la Junta de Gobierno indica que su decisión fue por unanimidad. Nueve cerebros unificados para tomar la misma decisión. En las neurociencias eso existe, se llama sincronización neuronal, que nunca ocurre de manera natural, siempre requiere de un sincronizador externo. Esto es lo que me preocupa cuando lo contrasto con el diálogo de la mañanera. ¿Cómo explican la unanimidad? ¿Nadie pensó diferente? ¿Hubo algún sincronizador externo para los nueve cerebros notables? El presidente, repito, dijo que es la propia comunidad universitaria quien debe resolver sus problemáticas. Yo soy comunidad y hago ese llamado a los universitarios, tenemos que hacer de la Universidad Veracruzana una institución más democrática.
Hemos tenido resultados de diferentes procesos, el de la designación de rector es uno de ellos, pero hay otros, como la elección de los miembros que integran a la Junta de Gobierno o la convocatoria para plazas en las entidades, por nombrar algunas, donde la comunidad queda inconforme y con sus propias opiniones. Esto muestra que hemos perdido objetividad, o democracia como se dijo en la mañanera, o que sólo hacemos un espectáculo de decisiones que carecen de transparencia. Tanto espectáculo hemos hecho que nos llevó como institución a la mañanera presidencial, algo que no fue nada halagador.
Tenemos que rehacer nuestros procesos, que nos convenza la tarea de la Junta de Gobierno o que se busquen nuevas formas de designación rectoral, que se deje de decir que las convocatorias para nuevas plazas son retratos hablados, que se deje de decir que el Consejo Universitario General sólo es un grupo de levanta dedos. Nada de eso abona a una universidad como la nuestra que se va acercando rápidamente a sus ochenta años de existencia.
Hemos sido rebasados en todos estos aspectos y tenemos que retomar el rumbo. Reitero la invitación a que hagamos algo entre todos, a recuperar el potencial de nuestra gran universidad, a quitar la incertidumbre de la objetividad institucional. Que la próxima vez que la Universidad Veracruzana se mencione en la mañanera sea para bien. Los invito a trabajar todos juntos, todos, porque no se trata de fracturar más a la universidad, se trata de cerrar filas para mejorar nuestra imagen, por ello la invitación incluye también, por supuesto, a la misma Junta de Gobierno y a la nueva administración rectoral. Queda sobre la mesa.