Remembranzas

Share

La música que llevamos por dentro y por fuera

 

Por Leticia Perlasca Núñez

El Día Internacional de la Música fue creado por el Consejo del mismo nombre en 1975. Conmemora cada 1 de octubre todo el arte y la historia musical existente alrededor del mundo sin importar su género.

Fue la Sociedad Internacional de Educación Musical quién dio un gran impulso a la celebración hasta el año de 1980. En esa fecha, es cuando se establece oficialmente como Día Internacional de la Música, con el objetivo de resaltar las bondades e importancia del arte musical alrededor del mundo y al mismo tiempo, promover la paz y la amistad de las naciones.

Quiero destacar una reflexión realizada el año pasado por el maestro Pedro Barbieri, director de la Orquesta Estable de la UNSE, con motivo del Día Internacional de Música y que me parece siguen teniendo efecto este 2021.

 

“Los antiguos, sostenían que la educación comenzaba con el arte. Será tal vez que la música, el teatro, la pintura o la danza, por ejemplo, aplican para definirse como una herramienta para acceder al `conocimiento´”, indicó Barbieri.

Por otro lado, “el hecho de trabajar con la sensibilidad hace que estas disciplinas extraigan lo mejor o al menos la respuesta más genuina de quien las experimenta. La música en particular, produce una respuesta afectiva inmediata”.

“Quizás sea esa la razón – dijo el maestro –  por la cual se multiplicaban los cantantes desde los balcones a modo de una “catarsis colectiva”, haciendo referencia a la forma de compartir la música desde iniciada la pandemia.

 

Y es que la música la llevamos todos por dentro y por fuera, de acuerdo a diversos terapeutas, la música provoca sentimientos, sensaciones, alegría, tristeza y melancolía. Evoca recuerdos, buenos y malos.

 

Como ejemplo, el conocido neurólogo Oliver Sacks narra en su libro “Musicofilia” la relación entre la música y el cerebro y nos muestra cómo la música puede despertar zonas dañadas del cerebro. En el libro nos habla de personas, no de pacientes y nos cuenta casos tan inquietantes como el de François Lhermite, que solo identifica una melodía, “La Marsellesa”; o el caso de Martin, una persona con un retraso mental profundo que sabe de memoria más de dos mil óperas completas.

 

Que todos sean días musicales, que las 24 horas sean de melodía. Enhorabuena.

 

@PerlascaLety

FB Leticia Perlasca