Quebradero

Share

“Esto no se acaba hasta que se acaba”

Por Javier Solórzano Zinser

El Presidente intuye y sabe que en la segunda mitad del sexenio se irá quedando solo, lo cual no es un fatalismo, sino más bien un destino sexenal.

Por más que tenga control, el 2024 empezará a aparecer y, junto con ello, un inevitable toma y daca que lo va a rebasar. No vemos que la selección de un o una candidata pase por otra instancia que no sea por el tabasqueño, la cual, por cierto, ya echó a andar. Al paso del tiempo lo irán haciendo a un lado inevitablemente por más tersas que se hagan las cosas, es un asunto de sobrevivencia e independencia. Quienes hoy son sus leales acabarán por tomarle distancia para intentar fortalecer la candidatura a la Presidencia y también para pintar su raya como acto político y de independencia.

La lealtad, que le resulta particularmente importante al Presidente y la cual llega a ser también sometimiento, dejará de tener al paso de los tres años por venir el peso y valor que por ahora todavía mantienen.

López Obrador de siempre ha sido desconfiado. Tiene motivos por lo que ha vivido a lo largo de su historia política, la cual ha pasado por ataques de toda índole con tal de que no llegara al lugar en donde hoy está.

Sin embargo, los tiempos han cambiado. Tiene el control de casi todas las variables de la gobernabilidad y cuando no es así pega en la mesa. López Obrador gobierna como pocos presidentes lo han hecho en décadas, tiene a la mitad de su sexenio casi todos los instrumentos para la gobernabilidad a la mano, lo cual adquiere enorme relevancia tomando en cuenta la división de poderes que democráticamente le ha impedido, en ocasiones, hacer materialmente todo lo que quiere.

Su gabinete le profesa una lealtad absoluta, por lo que ha dicho el propio Presidente lo que importa es la lealtad y la honradez la capacidad la ha ubicado el tabasqueño en un 5% siempre y cuando lo otro alcance el 95%.

Uno de los retos que va a enfrentar es el de ofrecer soluciones y resultados, en este sentido habrá que ver si en los próximos tres años el 5% de capacidad puede resolverle los muchos problemas que se van acumulando.

El Presidente se mueve bajo sus propias intuiciones y tiende a tomar las decisiones por lo general en solitario. Para los tres años que vienen seguirá seguramente bajo la misma estrategia, digamos que está en su naturaleza, la cual de alguna manera le ha redituado políticamente.

Con los movimientos que está haciendo al interior de su equipo, quizá algunos ajenos a su voluntad, se pierden voces que, como fuere, lo llevaban a escuchar opiniones alternativas a las decisiones que en solitario termina tomando.

Si detrás de la renuncia de Julio Scherer hay un rompimiento, difícilmente lo sabremos, lo que está a la vista es que había indicios de un desgaste en la relación entre el abogado, el Presidente y el equipo del círculo inmediato del tabasqueño.

Nadie va a hablar de esto, pero la forma en que se da la salida de Scherer y la falta de información clara en los primeros momentos, se dijo que era sólo un “rumor”, refleja confusión y la búsqueda de atemperar lo que al final acabó interpretándose, es probable que haya rompimientos más allá de la carta sincera pero acomedida de quien es “como mi hermano”.

El Presidente no puede irse como planteó en su informe. No solamente es porque lo elegimos por seis años, sino porque hay muchas cosas pendientes. Y muchos de los planteamientos que hizo en el informe están siendo cuestionados con información, investigaciones y datos concretos.

Como decía el famoso cácher de los Yanquis Yogi Berra: “Esto no se acaba hasta que se acaba” y entendiendo el optimismo presidencial, la terca realidad en diversos ámbitos anda diciendo lo contrario.

RESQUICIOS

No deja de ser una pesadilla la frontera sur para los migrantes. Las imágenes que recorren el mundo sobre los operativos evidencian insensibilidad, lo que se está viviendo y cómo el gobierno sin chistar sigue los dictados de contención que vienen del norte.