Quebradero

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Problemas en el peor momento

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

A pesar del desgaste que ha venido sufriendo el gobierno, no hay indicadores de que vaya a perder buena parte de sus posiciones políticas.

Lo que sí está pasando es que por diferentes razones el gobierno empieza a tener un desgaste, el cual se va manifestando en algunas encuestas. Estas semanas han sido particularmente difíciles para el Presidente. Da la impresión de que está molesto, por momentos llega a verse intolerante. Le ha dedicado muchas horas a fustigar y señalar a medios, periodistas y ONG en medio de asuntos delicados y sensibles. Ha optado por la crítica a quienes los considera su oposición.

Al Presidente le resulta más relevante confrontar a los medios que a los partidos de oposición, a los cuales les aplica la singular expresión de ni los veo ni los oigo.

Algunos estudios están mostrando que los ciudadanos están empezando a ver al mandatario de manera cada vez más crítica. Los niveles de popularidad del Presidente siguen siendo altos, lo que está haciendo la diferencia es que han disminuido quizá porque se percibe que López Obrador no está respondiendo a situaciones que están afectando seriamente a los ciudadanos.

¿Qué tanto todo esto pueda influir el 6 de junio? Quizá donde se pueda apreciar mejor sea en los estados en donde el Presidente no goza de alta popularidad.

Los resultados de las elecciones en Coahuila e Hidalgo mostraron que por más que el mandatario mantenga una buena imagen, las elecciones locales están marcadas por otras variables. Hay que considerar en el camino el papel que pueden jugar los gobernadores de oposición. En Hidalgo y Coahuila gobierna el PRI y en ambos estados ganó el tricolor, no da la impresión de que vayan a quedarse cruzados de brazos los gobernadores de oposición ni los de Morena.

En el partido gobernante quedó la idea de que la derrota se pudo deber a ello, pero no tiene sentido pasar por alto que Morena se movió con la idea de que con el puro nombre podían ganar y con López Obrador como su estandarte.

Las elecciones mostraron que no basta ni con el nombre ni con el Presidente para ganar elecciones. No cabe extrapolar dichas elecciones al 6 de junio. Sin embargo, la experiencia es un referente para lo que pudiera suceder.

Si bien cada estado, municipio y distrito tiene su propia dinámica, Morena debe contemplar que no va a ganar sólo con estar en la boleta. Por ahora no queda claro qué pasará en algunos municipios y distritos que se han visto sacudidos por hechos que han afectado a los ciudadanos, no sólo el colapso del Metro.

Es claro que el Presidente ha puesto particular énfasis en el sur del país. A pesar de que a nivel nacional mantenga una alta popularidad no quiere decir que en automático la gente va a votar por los candidatos de su partido. A esto hay que sumar que en la mayoría de las encuestas aparece una dualidad, por un lado, el Presidente tiene en lo general una popularidad favorable, pero por otra parte, su gobierno está generando dudas. (Vale la pena echarle un ojo a la encuesta de ayer de El Financiero, en la cual el gobierno resulta con números marcadamente desiguales en la mayoría de los renglones de su gobernabilidad).

Los escenarios complejos y desfavorables le han caído al Presidente en el peor momento. En el caso del colapso del Metro, no se sabe qué tanto vaya a afectar el ánimo capitalino y qué pudiera pasar en las urnas.

Lo que se aprecia es que empieza a gestarse una posición crítica hacia el gobierno. La gran ventaja para López Obrador es que la vida partidaria tiene a Morena con una gran hegemonía, el problema para él es que los ciudadanos quizá le estén tomando poco a poco distancia.

Los problemas le cayeron en el peor momento.

 

RESQUICIOS

 

La vieja idea de celebrar a las madres tradicionalmente se ha venido diluyendo. Se vive entre tantas adversidades que no hay otra manera de pasar un 10 de mayo si no es a través de la protesta, como sucedió ayer a lo largo y ancho del país.