Quedaron tocados
Por Javier Solórzano Zinser
Sigue siendo el primer deber atender a los familiares de las personas fallecidas y quienes siguen hospitalizadas en medio de su dolorosa soledad en la cual los dejan las autoridades, según un gran número de testimonios y entrevistas que hemos venido haciendo.
Por la otra vía, corre una investigación que esperemos que no les dé por cubrir a personajes de la intocable estructura de poder. Las investigaciones requieren espacio y tiempo, no tendremos una pronta respuesta por la complejidad misma que entrañan.
La ciudad, y en algún sentido el país, está sacudida por el colapso del Metro. Estamos bajo un clima marcado por la tristeza y por la indignación.
Es cierto que no se vale sacarle “raja política” a lo sucedido, pero también estos devaneos valen para la autoridad. Sería brutal que se dieran largas a una investigación que coloca a los gobiernos de izquierda en el centro, por más que quienes en su momento los encabezaron, hoy estén peleados, distantes o separados.
Todo empieza y termina con las administraciones de izquierda. Por ello es importante que la investigación llegue hasta el final, más allá del discurso oficial, y que al hacerlo no se detengan en las diferencias entre quienes han gobernado la ciudad, particularmente desde el 2006.
Si algo ha evidenciado el colapso del Metro es que de nuevo la población más desprotegida se ve afectada por una tragedia. Los testimonios de las personas lesionadas, de sus familiares y amigos muestran el perfil de un grupo de ciudadanos que regresaba en su mayoría de sus centros de trabajo.
Algunos de ellos habían tomado el Metro como un medio de transporte más antes de llegar a sus hogares. De nuevo se rompieron familias, se terminó con la esperanza y si de por sí se vive bajo condiciones muy adversas, la tragedia lo único que hizo es agudizar sus problemas.
Uno de los testimonios que más ha calado es el de un joven en situación de calle llamado Miguel quien fue entrevistado por Ruido en la Red; es brutal y conmovedor: “Venía yo llorando desde la Nopalera, porque dije hay gente que a lo mejor no se despidió de su familia por una idiotez, y perdón que lo diga así, pero de nuestras autoridades que quieren llevarse dinero en la bolsa y compran malos materiales, ahí están las consecuencias. Ahorita vienen las elecciones y se van a echar la bolita, y los que pagamos somos los más pobres. Yo me llevo 20 o 30 pesos por vender mis botellas. Yo voy a un comedor comunitario donde tengo que pagar 11 pesos por la comida… ya no le sigo, señito, porque me pongo a llorar otra vez”.
Lo que sucedió y el estado mismo de las cosas, debe obligar al Gobierno a sensibilizarse al máximo con las víctimas. No somos de la idea de que al Presidente no le importara lo sucedido, lo que sí se evidenció fue una atención menor a un hecho por muchos motivos mayor. La solidaridad de mandatarios del mundo y de personajes de toda índole deja en claro la forma en que se ve el colapso del Metro.
El Presidente le dedicó poco tiempo al tema en la mañanera. Parecía que estaba de nuevo más interesado en arremeter contra los medios lo cual, como fuere, era secundario en medio de la tragedia. Ya de por sí había dejado pasar la noche del colapso sin haber enviado un tuit que alentara a las familias que estaban brutalmente afectadas.
La tragedia golpea de nuevo a los más necesitados. Para enfrentarla el escrutinio debe pasar por la izquierda, la que incluye a la que lleva dos años y medio en el poder.
Si no son “como los de antes” sería sensato que se preguntaran por su obsesión por la austeridad, la pelota está hoy más que nunca en su cancha.
RESQUICIOS
A querer o no Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum quedaron tocados por el colapso del Metro. La Jefa de Gobierno, a diferencia de otras ocasiones, no se vio el lunes echada para adelante. Se ven tocados, hoy lo de menos es el 2024; pudiera ser que algo se haya roto en los rumbos de la 4T.