Sobre el retorno de la tienda de raya

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Por Juan José Llanes

En las últimas horas se hizo visible la inconformidad de los trabajadores del sector salud de Veracruz, ante la decisión del gobierno estatal de cubrir una prestación de fin de año a través de vales o tarjetas, válidos únicamente en las tiendas de la cadena Chedraui.

Quizás lo primero que habría que advertir es que ese tipo de prestaciones forman parte del salario del trabajador.

Ese tema lo exploró y definió ya desde hace tiempo el Poder Judicial Federal.

Baste advertir el contenido de la tesis IV.2o.T.101 L, con registro digital 178046, de rubro: «BONOS O VALES DE DESPENSA. CUANDO SE ENTREGAN AL TRABAJADOR DE MANERA ORDINARIA Y PERMANENTE FORMAN PARTE DEL SALARIO CONFORME AL ARTÍCULO 84 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO.»

Por otra parte, entre el catálogo de derechos humanos de los trabajadores, no solamente está el deber incondicional del patrón de entregar al trabajador su salario, sino también la libre disposición que puede hacer un empleado de sus emolumentos.

En otras palabras, los trabajadores tienen derecho no solo a recibir su salario, sino a decidir con absoluta libertad cómo, en qué, y en dónde lo gastan.

Al respecto, también resulta elocuente el «Convenio relativo a la protección del salario», (el Convenio 95 de la Organización Internacional del Trabajo), que fue ratificado por el estado mexicano en 1954, y que precisa en su artículo 6:

«Se deberá prohibir que los empleadores limiten en forma alguna la libertad del

trabajador de disponer de su salario».

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En materia de trabajo Veracruz está revelando un profundo problema de Derechos Humanos. Una parte, herencia de administraciones anteriores (del PRI, del PAN, y del mismo Morena), como en el tema de Acceso a la Justicia, que se presenta ante el hecho innegable de que durante 2025 el gobierno de Veracruz decidió que cubriría ni uno solo de los pasivos derivados de laudos dictados a favor de trabajadores.

Pero la violación a Derechos Humanos laborales en Veracruz se multiplica en la medida en que el gobierno se empeña en violarlos.

En el pasado reciente, el intento fascista de cambiar la ley para destruir sindicatos y propiciar la sindicación única (como en la España de Franco, como en la Italia de Mussolini) se frenó ante la movilización de trabajadores, aunque aún se teme que se hagan las reformas a la voz de «me canso, ganso».

Luego, la infortunada ocurrencia de cubrir una prestación (que se venía pagando en dinero) a través de vales o tarjetas que solamente podían cambiarse por cosas (que no por dinero) en una negociación determinada, limitaba claramente la libre disposición de los trabajadores de esa parte de su salario.

Creo que «ideas» como las descritas proceden de alguna especie de «think tank» de auténticos oligofrénicos que la 4T en Veracruz tiene a su servicio y a los que -seguramente- se les debe pagar muy bien por «pensar».

Lo primero que se me ocurre es que la más elemental sensatez debería conducir a que se prescinda de ellos.

Pero la estulticia que acompaña al autoritarismo conlleva a que se persista en el error.

Al final, el discurso para justificar el yerro ya se tiene construido:

Se dirá que «detrás» de la protesta social están los «conservadores», «la derecha», «los fachos» (todavía no me explico cómo pueden ser capaces de llamarle a otro «fascista»). Hablarán de la aplastante «aprobación» del «pueblo» hacia quienes gobiernan; se hará mención de «tigres» que estallarán para apuntalar la «transformación»…

Y sí, claro: Veracruz se está «transformado» en tanto está retornando a ese momento pre-revolucionario, cuando había tiendas de raya.

Ojalá que la ignorancia de la que hacen gala quienes mandan, no los lleve al extremo de olvidar que decisiones como esas fueron las que suscitaron «algunos problemas» (por llamarles de alguna forma), en 1907, por aquí cerca, no muy lejos de la capital del Estado, en un lugar llamado Río Blanco.