Quebradero

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“No deben ser parte de la Iglesia”

 

Por Javier Solórzano Zinser

El Papa Francisco no pudo hacer todo lo que quería. Las presiones internas le impidieron tomar decisiones que buscaban, entre otras cosas, colocar a la Iglesia más cerca de la gente. Era previsible que esto sucediera. La Iglesia se viene debatiendo desde hace tiempo entre visiones contrarias sobre su futuro.

Habrá que esperar la decisión del Cónclave. El futuro papa tendrá que lidiar con la derecha que ha venido ganando posiciones, como se ve en Europa y EU. Trump ha planteado que ojalá el futuro papa sea menos “incómodo”, en referencia a la visión de Francisco sobre la dinámica internacional y el papel de EU.

El legado del Papa será valorado al paso del tiempo. Logró acercar a ciertos grupos sociales a la Iglesia a pesar de las muchas críticas que, internamente, se gestaron sobre ello. Los homosexuales, lesbianas y la comunidad trans tuvieron cercanía con el Papa, en quien tuvieron un significativo apoyo.

También le abrió la puerta a las personas divorciadas a quienes se tenía señaladas en la Iglesia católica, bajo una visión con dosis de represión en materia de libertad de decisión de las parejas, Francisco les abrió las puertas.

Su visita a México fue por muchos motivos significativa. Antes de que llegara a nuestro país, tuvo una parada en Cuba, donde estableció un muy interesante diálogo con los sacerdotes ortodoxos. El diálogo fue abierto y tuvo sus secuelas positivas al paso de los años en la dinámica de las dos iglesias.

Sin perder la buena cara, la recepción que le hicieron en el aeropuerto de la capital no necesariamente fue vista con buenos ojos. Terminó sucediendo lo que dijo John Lennon en un concierto, los de arriba aplaudan con las manos y los de abajo, con sus joyas.

Dos elementos fueron significativos en su visita a México. El encuentro con la curia católica mexicana en Catedral fue intenso y por momentos crítico. Les hizo ver a los sacerdotes mexicanos su lejanía con los más pobres del país, e hizo referencia a los casos de abuso sexual de algunos prelados, sin citar el caso del pederasta Marcial Maciel, quedó claro que también a él se refería.

El otro gran encuentro del Papa fue con indígenas en San Cristóbal de las Casas. Francisco en varias ocasiones rompió protocolos con los indígenas, quienes se le acercaban. El encuentro se dio en un enorme terreno hacia las afueras de San Cristóbal, el cual fue insuficiente para la gran cantidad de gente que quería acompañar al Papa.

A su regreso a Roma se organizó una larga conferencia de prensa en el avión papal. En nuestro turno le preguntamos acerca de la Teología de la Liberación y sobre las denuncias en contra de sacerdotes que agredían sexualmente a los niños o a los fieles y que la Iglesia católica los cambiaba de templo para que no trascendieran las denuncias.

Su respuesta fue contundente. Habló sobre la gravedad de estos actos por parte de quienes agreden y de quienes los encubren. De manera textual nos dijo: “No deben ser parte de la Iglesia, no lo merecen”.

Sobre la Teología de la Liberación mencionó la respeta, que ciertamente hay que estar con los pobres, pero que se tiene que ver a la Iglesia como un todo integral.

La muerte de Francisco traerá de nuevo una lucha intestina en el Vaticano para ver quién es su sucesor. Lo que es definitivo es que el Papa dio pasos hacia delante, pensando en una Iglesia que tuviera que ver con la gente.

El dilema ahora será el rumbo que deba tomar el catolicismo en su definición a futuro en medio de una transición política internacional que apunta hacia la derecha. Lo que es un hecho es que cada vez le cuesta más trabajo entender los nuevos tiempos.

RESQUICIOS.

Le preguntamos a Bernardo Barranco, especialista en religiones, si la Iglesia católica mexicana jugaría algún papel en el Cónclave y si algún prelado nacional pudiera ser papa. Su respuesta fue contundente: “No, ninguna, se la pasan más en Roma que en una de las iglesias más importantes del mundo, la mexicana”.