Hacia el final de lo inédito y confuso
Por: Javier Solórzano Zinser
A partir del lunes entramos en la etapa crítica de la elección al Poder Judicial. A lo largo de estos meses han aparecido una gran cantidad de problemas derivados de la prisa con que se han hecho las cosas, y también por una alta dosis de ocurrencias en la búsqueda de aprobar el proceso bajo la máxima del va porque va.
A pesar de que ya están echando a andar toda la maquinaria para el 1 de junio, está claro que la elección no acaba de meterse en el imaginario colectivo. Es evidente que de aquí a esa fecha van a tratar a como dé lugar de hacer ver todas las bondades de un proceso que genera una gran cantidad de cuestionamientos, que en muchas ocasiones no tienen respuesta de no ser lo que vivamos a partir de los resultados de la elección.
No necesariamente prevaleció el criterio de la idoneidad. Muchas candidatas y candidatos no tienen la experiencia debida. A pesar de lo que decía socarronamente el expresidente López Obrador, a lo que se sumó en el jolgorio la llamada ministra del pueblo, instrumentar la justicia no es un asunto sencillo, requiere del conocimiento y la experiencia de quienes son los responsables de ello.
Hemos visto cómo en los últimos años se ha tratado de banalizar todo lo que tiene que ver con la gobernabilidad. López Obrador, en muchas ocasiones lanzó declaraciones que, si bien calaron entre sus millones de furibundos seguidores, no por ello estaban fuera de la realidad.
Gobernar es un asunto que requiere de conocimiento y no es una cosa sencilla, como argumentó el tabasqueño. Extraer el petróleo es una actividad que requiere del conocimiento y de grandes inversiones, tampoco es una cosa sencilla, como lo dijo el expresidente.
Igual sucede con el Poder Judicial. Nadie pasa por alto que las cosas en esta área merecían obligadamente un cambio, el gran asunto es que no se puede banalizar el cambio bajo la máxima de que es un asunto sencillo. No lo es, porque, además de que requiere profesionalización, está de por medio el interés personal y familiar de millones de personas.
Se calcula que por lo menos un 80% del total de la población tendrá o tiene que ver de manera directa con la justicia por las razones que se quiera. Esto significa que, al tiempo que existe una gran demanda ciudadana, la respuesta ante ello debe de ir de la mano de la capacidad y profesionalismo para poder resolver los problemas. En el 100% de los casos una de las partes quedará inconforme, simple y sencillamente porque las sentencias no les serán favorables.
Se viene un mes y medio muy complicado. La improvisación va a seguir como parte del proceso ante lo cual se podrían tomar muchas medidas tratando de resolver muchos de los problemas de origen teniendo como juez a un tribunal electoral con una alta dosis de empatía hacia el Gobierno y la mayoría.
Las reglas han ido cambiando sobre la marcha, como se vio con el tema de la difusión de la elección judicial. La misma Presidenta impugnó al INE cuando el Instituto lo que estaba haciendo era aplicar la ley que había sido aprobada por la mayoría en el Congreso. Se le fueron encima al INE sin considerar que lo que se estaba haciendo era aplicar la ley que pareciera que quienes la aprobaron no la habían leído.
Nuestro país tiene hombres y mujeres preparados en muchas áreas. Muchos asuntos de primera importancia podrían tener una mejor construcción si se hubiera pensado en ellos y ellas y no bajo el ninguneo de que el pasado nos condena.
A partir del lunes nos acercamos a la etapa final de lo inédito y lo confuso, sin tener la más pálida idea de cuál será el desenlace, con todas las repercusiones que tendrá para el país y para nuestra relación con el mundo.
RESQUICIOS.
Las campañas para la elección al Poder Judicial están cargadas de irregularidades con candidatas y candidatos que se mueven bajo el “yo no fui”. Los ciudadanos no tienen idea de lo que se trata, pero la maquinaria los va a llevar a las urnas.