“Nunca habíamos tenido una universidad que ignorara a sus estudiantes y menos una universidad que les quitara el derecho a seguir estudiando”, sentenció el académico Jorge Manzo Denes, al reprobar la actitud de las autoridades de la Universidad Veracruzana sobre el tema de la desaparición de los doctorados directos.
El también ex aspirante a la rectoría de la UV participó en la protesta que este miércoles protagonizaron académicos y estudiantes del Instituto de Investigaciones Cerebrales (Iice) y de los centros de Investigación en Micología Aplicada (CIMA), y de Investigaciones Biomédicas (CIB) por la eliminación de la figura de los doctorados directos en el Reglamento de Posgrados de la casa de estudios.
También estuvo presente en la reunión que sostuvieron con el secretario académico de la UV, Juan Ortiz Escamilla; con Jaqueline Jongitud Zamora, secretaria de Desarrollo Institucional; con los titulares de las direcciones generales de Administración Escolar (DGAE), de Investigaciones (DGI), de Comunicación Universitaria (DGCU), así como con Leopoldo Alafita, asesor de la rectoría, “para escuchar sus inquietudes sobre el proceso de ingreso al doctorado directo”, en la cual, sostuvo Manzo Denes, “no llegamos a nada. El único acuerdo, si es que lo cumplen, es que el rector nos recibirá el 2 de agosto”.
Con todo y ello, la Dirección de Comunicación Universitaria publicó una nota en la que destacó que el referido reglamento “fue aprobado por unanimidad en sesión celebrada el 11 de diciembre de 2023 por el Consejo Universitario General. En dicha ocasión, las y los consejeros del Iice, CIMA y CIB votaron a favor del Reglamento en el que se estableció que para cursar un doctorado es necesario tener el grado de maestría”.
La versión oficial destaca que “la comunidad estudiantil y docente inconforme argumenta que esta disposición contraviene a los doctorados directos, que solo requerían el nivel de licenciatura para cursarlos; en respuesta, las autoridades manifestaron la disposición institucional para atender sus planteamientos”.
Jorge Manzo, investigador del Instituto de Investigaciones Cerebrales, acusó que la nota “inclina la balanza a que las autoridades tienen la razón y, sin el coraje que deberían tener como autoridades, pero que no lo tienen, le avientan la pelota al Consejo Universitario General”.
Expuso que “estuvimos de las diez de la mañana hasta poco después de las tres de la tarde. El rector, con una conducta totalmente medrosa, se encerró en su oficina y nunca dio la cara, justificando una apretada agenda. Los estudiantes y todos los académicos que abarrotamos el área de la rectoría (una situación penosa a la que se decidió llegar por ser ignorados), tocaron la puerta de su oficina, gritándole “Rector abra la puerta”. Y ni con ese tamborileo sobre su puerta salió”.
“Nos mandaron a toda la artillería pesada, que finalmente no supo qué hacer con nosotros. Nadie, ninguno de ellos fue capaz de tomar una decisión, solo fueron presa de su enojo y desesperación. Se vio una universidad descabezada, sin liderazgo, acorralada, miedosa. ¡Esa no es la Universidad Veracruzana!, ¡esa no es mi institución! Antes de esta administración era una universidad aguerrida y echada para adelante, enfrentando los problemas y, sobre todo, dando a los estudiantes el lugar que se merecen.
“Nunca habíamos tenido una universidad que ignorara a sus estudiantes y menos una universidad que les quitara el derecho a seguir estudiando, pero conste que no es la universidad, son las actuales autoridades”, aseveró el académico.
Propuso que desde el 1 de agosto, un día antes de la reunión con el rector Martín Aguilar Sánchez, “retomemos esta lucha, y de mi parte convoco a todos los estudiantes, facultades, centros e institutos para que desde el primer día de agosto luchemos para recuperar la dignidad de nuestra gran Universidad Veracruzana”.