Por Carlos A. Villalobos Cortés
Alarmantes noticias en el mundo entero derivadas del incremento de la temperatura a causa del Calentamiento Global, que aunado al fenómeno meteorológico de “El Niño” presagian 5 años de temperaturas altas (acaso las más altas de la historia) sequías y por irónico que parezca, precipitaciones pluviales intensas, según reportó la ONU en días recientes (8 de junio).
Mucho se ha hablado del calentamiento global a causa de los gases emanados por la industria, los automóviles y transportes a base de derivados fósiles (carbono), sin embargo poco se mencionan otros factores que favorecen el efecto invernadero que son por ejemplo las emisiones de nitrógeno producidas en su mayoría por la agricultura intensiva a base de fertilizantes (agro-químicos principalmente), los cuales al entrar en contacto con bacterias y otros microorganismos se transforma en óxido nitroso, gas altamente contaminante que emana a la naturaleza y resulta altamente dañino para todas las especies, incluido por supuesto el ser humano.
Si bien es cierto que modificaciones a las normativas de la industria y los transportes, así como el uso de tecnología limpia no se logra de la noche a la mañana, es verdad que existen pequeñas grandes acciones que todos podemos realizar en favor de nuestro planeta.
Aunado a los factores antes mencionados como los provocantes del Cambio Climático, hay que añadir algunos otros no menos importantes y donde como el resto de los contaminantes, la mano del ser humano es la responsable.
Los desechos orgánicos que históricamente hemos conocido como basura y que terminan en grandes basureros a cielo abierto producen, en su degradación, una mezcla de gases llamada biogás, mismo que está compuesto por gas metano y dióxido de carbono principalmente, gases causantes del efecto invernadero antes mencionado.
Y aquí es donde cabe la pregunta: ¿Qué estamos haciendo al respecto?
Medidas de mitigación como la separación y clasificación de los residuos orgánicos, comúnmente llamada basura, ayudarían en porcentajes del orden del 35 al 50 por ciento a la disminución de estos contaminantes a la atmósfera, señalan especialistas en la materia.
Para lograr esto es necesario que los países implementen la práctica de la separación de residuos desde su punto de origen: los hogares, restaurantes y en general en todo aquel establecimiento que utilice o prepara alimentos, igualmente las tiendas, mercados, carnicerías y rastros.
Si sociedad y gobierno trabajaran de la mano en este apartado, los efectos (benéficos) en favor del ambiente comenzarían a ser tangibles a partir del tercer año, logrando su mayor desarrollo a la vuelta de 10 años.
Desafortunadamente en algunos casos parecen existir intereses y/o compromisos más fuertes e “importantes” por parte de quienes ostentan el poder, ya que para nadie es un secreto que la mal llamada “basura” en realidad no lo es, el servicio de recolección, transferencia y disposición final de los residuos representa pingües beneficios para autoridades municipales y estatales que se prestan a estas prácticas en lugar de buscar una solución de fondo y es que se sabe que si lleváramos a cabo desde el hogar la separación de los residuos; cartón, plástico, aluminio y desechos orgánicos, la disposición final de estos residuos orgánicos sería mucho menor y por ende más económica, pero esto no parece ser lo que se busca en algunos lugares, sino todo lo contrario, entre más “basura” se genere mayores utilidades reciben las autoridades que prefieren conservar estas prácticas.
Y aquí cabría una serie de preguntas:
¿En Veracruz, cuántos municipios separan sus residuos y cuántos de ellos disponen de rellenos sanitarios o hacen uso de ellos?
¿Estos rellenos cumplen la normativa o son únicamente tiraderos a cielo abierto?
¿Qué municipios poseen o contratan el servicio de un centro de transferencia?, ¿quién vigila la correcta operatividad-normatividad de estos, cuentan con báscula (o de qué manera se contabiliza el peso de los residuos a los ayuntamientos)?, ¿cuentan estos centros de transferencia con geo membrana (para evitar contaminación de lixiviados al suelo) y barda perimetral para disminuir el impacto visual y reducir el paso de fauna nociva (ratas y demás depredadores)?
¿Realmente la Procuraduría del Medio Ambiente de Veracruz a cargo de Sergio Rodríguez Cortés, cumple con su función de vigilar el cumplimiento de la normativa de rellenos sanitarios y centros de transferencia? ¿Será que verdaderamente podamos presumir que como estado hemos avanzado en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 12 y 13 contemplados en la Agenda 2030, la cual fue presentada en 2015 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) donde México es uno de los más de 190 países firmantes?