Por Pedro Gabriel Vázquez Espinosa
En el análisis político-electoral el uso de metáforas puede considerarse útil, cuando se sustentan en análisis del contexto, el estudio de comportamientos históricos y datos.
Por lo general, las metáforas han sido utilizadas como mensajes que nacen y mueren en el estómago. Para algunos, suenan bien y las repiten.
Desde varios ángulos y usando el retrovisor del año 2018, hoy tenemos en México un nuevo contexto político, otro comportamiento electoral y cambio en los datos.
Un ejemplo reciente. Durante el año 2022 hubo 6 elecciones a gobernador en los Estados de Oaxaca, Durango, Aguascalientes, Hidalgo, Quintana Roo y Tamaulipas (una muestra del sur, centro y norte del país). Como sabemos, en 4 ganó el llamado oficialismo y en 2 la denominada oposición.
Algo relevante se encuentra en la suma y promedio de votos obtenido en cada uno de los 6 Estados (expresado en porcentaje). Por un lado, el 48.5% lo obtuvo Morena, el Partido Verde y el PT; mientras que el 38.3% lo capitalizó el PAN, PRI y el PRD. Arrojando 10.2 puntos porcentuales de diferencia.
Lo anterior no solamente representa la fotografía del momento, sino una muestra del contexto político electoral y de gobierno 2018-2022, que redefinió el trabajo de los partidos políticos hacia los años 2023 y 2024, unos por aumentar y otros por cerrar aún más dicha diferencia.
Por ello las elecciones en Coahuila y el Estado de México, del próximo 4 de junio, los mantienen muy ocupados y nerviosos, ya que ahí comprobaran su efectividad y potencia futura, traducida en votos constantes y sonantes.
Por otra parte, muchos ejemplos son útiles para considerar que el mundo está gobernado por lo imprevisto, recordemos la pandemia Covid 19 y sus implicaciones; siendo mejor diagnosticarlo y prever a tiempo para no incurrir en decisiones de “certeza” aparente, que son un auto engaño.
La teoría del “cisne negro”, usada en metáfora, tiene su base en el trabajo pionero de Karl Popper y Nicholas Taleb como creador; y describe la ocurrencia de un evento sorpresivo, que no es previsto por considerarse “improbable” pero que genera un fuerte impacto (para bien o para mal).
Lo anterior viene al caso porque en el camino electoral hacia 2024, muchas voces afirman lo improbable de que la diferencia en preferencia partidista y/o voto con candidatas (os) se esté cerrando entre el oficialismo y la oposición.
Tema que específicamente está en el debate público en la elección del Estado de México y que podría no ser sorpresivo, tomando en cuenta la miopía en que se incurre al posicionar públicamente la “certidumbre política” propia, sin sustento en un estudio potencial de lo incierto y de lo improbable.
Ocurre entonces que cada quien sigue “confirmando”, de diferente manera, que todos los cisnes son blancos; fortaleciendo el dicho “en política no hay sorpresas, hay sorprendidos”.
De hecho, se juega irresponsablemente con la ingenuidad del empirismo hablando sólo de aquello que “corrobora” la historia a contar; cuidado, a mayor grado de confianza, más alto es el riesgo.
Así, dentro de una campaña político-electoral seria, no solamente es necesario comprobar que “todos los cisnes son blancos”, también es fundamental verificar la existencia del “cisne negro” que puede provenir del exterior como del interior.
Por otra parte, tenemos las denominadas trampas de la decisión que el Doctor David Arellano Gault aborda ampliamente en su libro: “Las trampas de la decisión o cuando los gobiernos y las organizaciones marchan (casi) gustosos al precipicio”.
Las trampas de la decisión ocurren porque las propias organizaciones pueden actuar, de manera paradójica y casi consciente, contra sus propios intereses e incluso los de la sociedad. Acción altamente aplicable a los grupos y partidos políticos en México.
Ahí está el ejemplo del partido Movimiento Ciudadano en la elección en el Estado de México que, bajo la seductora metáfora de “la resbaladilla”, se subió erróneamente a un tema colectivo como si fuera una persona, y descuidando su rol como organización política, cayendo velozmente en un tobogán de cuestionamientos al crear, casi gustosos, su propia trampa de decisión.
Con esta acción Movimiento Ciudadano también le abrió la puerta a su “cisne negro” al quedar atrapados en “aclarar” su lugar y credibilidad en el plano electoral en el Estado de México, y auto obligarse de manera inmediata para definir dónde realmente se ubican hacia el 2024.
Moraleja, es riesgoso tomar y comunicar decisiones políticas basadas en el instinto y el prejuicio.
Ojalá se deje de hacer política de anécdota, lo cual evita incurrir en dos sesgos: 1) creer que conocemos más de lo que realmente entendemos y 2) confiar excesivamente en lo que sabemos, restando valor a lo que no sabemos.
Normalmente es más valioso lo que se hace sobre lo que se dice y, lo improbable si ocurre, por ello es importante estudiarlo bien.
Así mismo, no hay que caer en las trampas de decisión con el supuesto fantasioso de que un grupo u organización toma decisiones con intención y objetivos claros, y sobre todo unificados.
Recordemos que las preferencias partidistas y el voto, son un préstamo del electorado.