Por Ruby Soriano
Las campañas hoy en Puebla, como en todo el país, son de tiempo completo.
Ningún gobernante se ocupa de disimular su egocentrismo, por el contrario, alientan la sagrada promoción de todos los suspirantes, con la venia de quienes hoy mueven los hilos del poder.
Las militancias se extinguieron para abrir paso a los intereses puros de quienes ambicionan estar en las boletas del 2024.
Paridad, piso parejo, igualdad de condiciones, son conceptos de las viejas guardias políticas, anidadas por la corrupción y el interés de tener para «poder».
Resulta un insulto para la sociedad poblana que estos gobernantes simulen actos plagados de populismo para posicionar la figura de un suspirante caricaturesco que se ha mimetizado con la figura de su difunto pariente.
¿Cómo creerle a todos estos políticos que quieren gobernar Puebla por la puritita ambición de seguirse llenando los bolsillos?
En tanto, los partidos políticos mantienen su desgatado discurso de las «bases y las militancias», ante lo cual hay que pedirles busquen muy bien en sus famélicos padrones, donde seguramente figuran muchos de los que hoy se han dado a la entrega de los brazos morenistas.
Los partidos políticos hoy en día han dejado de ser útiles para las democracias en un país donde todos los acuerdos se pactan con los gobernantes en turno y por supuesto con la intocable venia de Palacio Nacional.
Hoy se están promoviendo a todo vapor quienes simulan defender causas que no son más que intereses muy bien definidos para hacer negocios.
Gobernar es lo de menos, lo que les importa es llegar para subirse al barco de quienes servirán de prestanombres, operadores, factureros, hambreadores de la información y todo lo que implique hacer negocios desde un gobierno.
Frente a toda esta gran simulación, los partidos políticos están en una gran crisis no sólo de militancias y operatividad, sino de representatividad.
Está por demás vaticinar que priistas, perredistas, panistas, petistas y de lo que sea necesario, le entrarán a la metamorfosis morenista apenas les oferten el tan ansiado hueso que bastará para transformarse de la noche a la mañana en aguerridos morenistas, quienes repetirán lo que les pidan, sin tener que ser de esa izquierda que vomitan, pero que en tiempos electorales resulta demasiado útil para las ambiciones personales.
Los ciudadanos de a pie están poco conectados con estos políticos faranduleros cuya imagen procuran promocionar en juntas auxiliares y grandes colonias de la capital poblana.
La gente no tiene idea de quiénes son, ni mucho menos de lo que han hecho.
Aunque Ignacio Mier pinte bardas en la Libertad y Alejandro Armenta promueva su libro del litio en grandes espectaculares en la colonia Reforma Sur, al poblano común le vale un soberano pepino si estas dos personas son primos, pues poco, muy poco saben de ellos.
Los partidos políticos están en terapia intensiva y me atrevo a decir que enfrentan un riesgo de ser desahuciados por una sociedad que hoy los ve inservibles ante la falsa militancia que a la menor provocación se tiñe de morenista, como una excusa básica para no quedar fuera de la gran repartición de huesos.
@rubysoriano @alquimiapoder