Los tiempos de la UNAM
Por Javier Solórzano Zinser
El caso de la tesis plagiada ya está en definitiva en la UNAM. No se aprecia falta de voluntad para actuar, el problema está en las dificultades de no tener instrumentos legales para la toma de decisiones.
La UNAM no puede irse por la libre violando reglamentos o aprovechando la ausencia de ellos. Su normatividad no le da capacidad de maniobra plena para anular títulos. Lo que el rector planteó el viernes es importante y significativo, porque aseguró que el caso no se ha cerrado y que se están buscando mecanismos que permitan tomar decisiones y delimitar responsabilidades, pero sobre todo actuar con normatividad ante la tesis plagiada.
La conferencia del viernes tuvo diversas reacciones. Se corrió el rumor de que podrían quitarle el título a la ministra, se creó una gran expectativa y quizá por ello para algunos terminó siendo anticlimática. Sin embargo, al no existir posibilidades por el momento de ello lo que buscó el rector fue dejar en claro ante la representación universitaria que no se soslaya el tema, que para la UNAM es de primera importancia, y que, por ningún motivo, se violará la ley porque es la institución la primera obligada en cumplirla.
Para algunos la conferencia resultó poco productiva, para decir lo menos. Se le acusó de tibia dejando la sensación de que las cosas quedaron igual, algunos memes mostraban cartones de huevo ante lo que no había que buscarle muchas interpretaciones.
Lo que por ningún motivo puede hacer la Universidad es no actuar. En pocos días se reunirá el Consejo de Ética Universitaria en el cual se va a discutir el caso y, eventualmente, tomará decisiones. La importancia del Consejo radica en que sus decisiones podrían llevar a la ministra a un terreno profundamente delicado para su desarrollo profesional.
Estamos hablando que la Universidad, a través de una de sus instancias, podría señalar la falta de ética de la ministra quien estaría siendo cuestionada, de hecho ya lo está, al más alto nivel, lo cual sería un severo golpe a su desarrollo profesional y personal. Dentro de los muchos problemas en que está metida la acusada de plagio están también sus testimonios a partir de que fue señalada por el destacado y acucioso Guillermo Sheridan.
Dijo muchas cosas que no han podido comprobarse y que la ponen todavía más en entredicho. Toda la historia del escrito del abogado Báez es de lo más confuso y está cargada de contradicciones.
Da la impresión de que el Presidente está viendo las cosas desde una perspectiva parcial y, francamente, militante en plena defensa de la ministra. Pareciera que menosprecia o no le da la suficiente importancia al plagio, aquella referencia de que quién no ha copiado a lo largo de su vida resulta ligera, porque no es lo mismo, sin que lo estemos avalando, copiar en un examen escolar que plagiar para conseguir un título.
Ver el caso como una estrategia de la oposición y de los “adversarios” no es entrar en el terreno de analizar las cosas a profundidad en un caso en que la propia Universidad ha asegurado que es un plagio. Pierde de vista la ética y la solvencia que un estudiante debe tener en su formación y más cuando se trata de la titulación.
Está rondando la justificada percepción de que el Presidente quiere meter las manos en la UNAM en el cambio de rector. Decíamos hace unos días que está en la comunidad universitaria, en sus egresados y en la sociedad defender a la Universidad para que mantenga su autonomía, pluralidad de pensamiento y libertad.
Quisiéramos que la UNAM actuara rápido ante un penoso caso que la está desgastando. Todo tiene su tiempo, lo importante es que a la Universidad no se le pase su tiempo.
RESQUICIOS
En medio de este delicado asunto, Morena lanza una absurda propuesta para evitar quitarle el título a quien haya plagiado una tesis cinco años después de recibirse. Lamentable desde donde se vea parece que se quieren cubrir sus propias espaldas, en eso andamos.