Por Ruby Soriano
Hoy me ocupa la indignación, el enojo, la tristeza que miles de mujeres sentimos en México al mirar la impunidad con la que en segundos se puede destruir la vida de muchas de nosotras.
Hace unos meses hice un serial de entrevistas que no vieron la luz por una decisión personal que involucró a varias de las entrevistadas.
Me di a la tarea de buscar a esas mujeres que hoy están dando muchas batallas, la principal de ellas, recuperar su vida, su piel y su rostro.
A estas mujeres un agresor y en algunos casos agresora, les cambió el sentido de sus vidas al rociarles la cara y el cuerpo con ácido.
Fueron varias historias a las que me enfrenté y decidí no publicarlas porque muchas de estas mujeres hasta hoy, están en un proceso de recuperación no sólo físico, sino también en mente y espíritu, pues no es fácil aprender a vivir con su nueva condición luego de la agresión que sufrieron.
Algunas otras están en un proceso doloroso de aceptación donde se han confinado al encierro porque en esta sociedad, nos cuesta entender toda la ayuda que estas mujeres están pidiendo a gritos.
El sábado pasado se consumó en Oaxaca la peor agresión que podemos recibir las mujeres al quedar en libertad Juan Vera Carrizales, uno de los autores intelectuales de la agresión con ácido que sufrió la saxofonista María Elena Ríos.
En un proceso plagado de anomalías, María Elena atestiguó cómo las autoridades judiciales de esa entidad, dejaron libre a un ex político priista que en complicidad con su hijo (Juan Antonio Vera Hernández) aún prófugo, consumaron el ataque.
Cuántas lecturas le damos las mujeres mexicanas a este caso de María Elena quien en su proceso acusatorio la re victimizaron intentando convertirla en una agresora y nulificando la lucha que ha dado en los últimos tiempos para exigir la detención del cómplice de su agresor.
El estigma de la violencia de género en México mancha a un país, a un gobierno y a las instituciones responsables de la impartición de justicia.
Hoy las mujeres en México no sólo morimos por feminicidios, volvemos a morir por la impunidad.
Los ataques con ácido a mujeres en México han ido aumentando sin que se coloquen en la agenda judicial y gubernamental para hacer una nueva tipificación de penas en el caso de estos delitos.
Muchas de las sobrevivientes de este tipo de ataques están confinadas en sus casas, luchando por esa aceptación social que les niega empleos y una forma de ganarse la vida.
A María Elena hay que reconocerle su garra y la batalla que seguirá dando en un país donde ser agresor se convierte en víctima por las decisiones políticas y cupulares que gustan de seguir haciendo una gran apología de los delitos en contra de miles de mujeres en México.
@rubysoriano @alquimiapoder