El verdadero debate
Por Javier Solórzano Zinser
No hay indicios de que el Presidente vaya a dar un discurso conciliador el próximo domingo. La marcha del 13 de noviembre sigue estando en el imaginario colectivo y sobre todo en el gobierno. El domingo se buscará demostrar el músculo y que las calles son del Presidente.
Estamos ante lo que pudiera ser la última oportunidad en que López Obrador evite la confrontación; sin embargo, no vemos cómo, porque la forma en que gobierna y como concibe la política parten de una visión confrontativa.
La lógica política indicaría que el domingo es un momento para empezar a revisar lo que se ha hecho y sin dejar a un lado su proyecto con las “corcholatas”, poner en la mesa elementos conciliadores para una sociedad que de suyo está dividida y que si algo ha vivido en los últimos años fue ver cómo se ahondan las diferencias y se alientan las confrontaciones.
La noticia del domingo va a ser la gran movilización y el músculo del Presidente con sus fervientes seguidores. La marcha estará muy probablemente llena de adjetivos y excesos propios de los ánimos por los cuales estamos pasando.
Morena en algunos aspectos terminó por no ser diferente a los años del PRI en que el clientelismo, la presión y la intimidación eran parte medular de la organización de actos públicos.
La maquinaria ha llegado por todos lados con propaganda en que se invita a la marcha con lo que parece ser el uso de recursos de los Gobiernos federal, estatal y municipal. De nuevo estamos en terrenos en que por ser quienes son, justifican todo este tipo de prácticas bajo la idea de que con ellos en el poder todo adquiere otra dimensión.
En el Metro no les quedó de otra que quitar la publicidad sobre la marcha, estuvo más de tres días, pareciera que “tardaron” en darse cuenta.
Con estos temas nos hemos venido enfrascando en discusiones que en sentido estricto no están en el centro del grueso de la población.
Estos días se han presentado informes del Coneval y el Inegi que muestran que un crecimiento de la pobreza en el país, es un asunto de la mayor importancia. Otro tema a atender, cuando las variables económicas respiran un poco se hace fiesta perdiendo de vista de dónde venimos, a lo que se suman los pronósticos adversos para el 2023.
Es entendible que en el Congreso se debata la Reforma Electoral. La pregunta es si realmente tenemos que dedicarnos a debatir sobre ello cuando hemos venido desarrollando en los últimos años procesos electorales que han generado certidumbre.
Por momentos se pierde del radar la problemática nacional para atender y enfrascarse en debates que no necesariamente están en el imaginario colectivo, pero que sí están en los intereses de la clase política. Se colocan en la mesa como si se estuviera definiendo el destino del país siendo que en ocasiones se encuentran lejos de los intereses reales de las mayorías.
No es que no sea importante la Reforma Electoral. Lo que pasa es que tendríamos que dedicarle tiempo a la evaluación del gobierno en áreas en donde no se ve que haya avances. El incremento de la pobreza merecería una mirada atenta de parte de los partidos políticos en lugar de meterse a forcejeos interminables con desenlaces previsibles.
Centrar la atención en los temas que afectan a la población resulta de primer importancia. Por más probabilidades que tenga Morena de conservar la Presidencia y el Congreso es fundamental discutir y debatir los grandes temas nacionales viendo el país como un todo, lo otro son fuegos artificiales y juegos de vencidas.
RESQUICIOS
Apareció Brasil que ha ido entendiendo los tiempos del futbol. Tiene paciencia, se defiende cada vez mejor y tiene jugadores capaces de cambiar los partidos en cualquier momento; anótelo entre los favoritos. Mañana va el Tri por un triunfo ante una Argentina que anda en grandes apuros, la victoria colocaría el futuro cerca muy cerca de la siguiente ronda; los sudamericanos andan buscando venganza y nos tienen en la mira.