Quebradero

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Una relación que no va a cambiar

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

La sistemática confrontación entre medios, redes y el Presidente, sin soslayar la importancia que como parte del debate democrático tiene y merece, de alguna manera se circunscribe en el llamado círculo rojo ampliado.

 

Es evidente que trasciende, pero su ámbito de acción y reacción se establece en escenarios que difícilmente son tema para la población en general, la cual está bajo otra dinámica definida por resolver su cotidianidad. No es que les pasen de largo las cosas, más bien su atención se encuentra en otra ventanilla de la vida. Lo que sí sucede es que lo que diga el Presidente adquiere importancia para millones de personas.

 

No perdamos de vista que desde hace años los medios de comunicación han estado señalados, no casualmente, por diversos grupos políticos y también por muchos ciudadanos.

 

En muchos casos las referencias tienen razón de ser. Los medios se han desbocado en señalamientos y agresión a dirigentes o gobernantes defendiendo intereses propios o de grupúsculos usando su poder. Denostar bajo el pretexto de informar ha sido ocasión de agredir sin importar la opinión de sujetos o instituciones.

 

En la presente administración los medios han sido colocados en entredicho. Son señalados como parte de un pasado “conservador” y “neoliberal”, lo cual da más elementos para la gobernabilidad presente.

 

Las referencias presidenciales de que nunca se ha tenido una prensa tan mala tienen el problema de que quizá lo ve así porque es el sujeto de la crítica. No tiene sentido olvidar el papel de los medios en otros momentos en los cuales López Obrador fue en algún sentido beneficiado en medio de muchas presiones.

 

Muchos medios y periodistas se vieron afectados por informar sobre el tabasqueño. Una pregunta pertinente es, cuál debiera ser el papel de los medios hoy en día. Entendiendo que la relación entre el ejercicio periodístico y el poder se sustenta en la crítica, al tiempo que en la información precisa y plural, lo que está pasando, si se ejerce el periodismo de esa manera, no tiene porque variar o cambiar.

 

En medio de estos procesos es importante resaltar que la comunicación de López Obrador con amplios sectores de la población es clara y por lo regular muy efectiva, la cual no necesariamente pasa por los medios.

 

La forma en que se expresa y su enorme experiencia derivada de haber recorrido el país en varias ocasiones ha construido una relación y un código con millones de ciudadanos, el cual utiliza con frecuencia en las mañaneras.

 

A través de sus redes se exponencían y permean sus mensajes. Entre sus seguidores está muy claro que hay una crítica y hasta menosprecio a medios, organizaciones sociales, institutos autónomos y periodistas.

 

¿Qué tanto trasciende en amplios sectores de la población la  confrontación? No es fácil saberlo. Habrá que ver qué pasa con las elecciones, sin perder de vista  que ya se aprecia en los ánimos de los millones de seguidores del tabasqueño, y también en  sus giras.

Insistimos, no se ve que las cosas vayan a cambiar, lo cual no es una buena noticia. Porque en muchas ocasiones estamos en las descalificaciones y no se ve posibilidad alguna de un debate que permita más que entenderse, conocer las razones que están de por medio en las confrontaciones.

 

Atacar al Presidente en medio de filias y fobias, las cuales cada vez crecen más, no tiene sentido. La información, la pluralidad y la crítica son esencias del periodismo. Si las fortalecemos va a importar poco o nada que lo que hagamos le guste o no le guste a quienes nos gobiernan; digamos que no debemos perder los principios que dieron origen a esta profesión.

 

RESQUICIOS

 

Está en proceso la investigación de una empresa noruega sobre el colapso del Metro, requiere de tiempo y no hay otra que tener paciencia. Lo que sí se puede ir conociendo es la responsabilidad de los gobernantes, qué hicieron y qué no hicieron; en ello no sólo debiera estar el que no es de Morena.