Parque Juárez

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Será alto el costo por la indolencia

Por Mónica Camarena Crespo

El presidente Andrés Manuel López Obrador ni siquiera modificó su agenda a la mañana siguiente del terrible y previsible accidente en la línea 12 del metro en la Ciudad de México, sí, esa enorme urbe que ha sido gobernada por la izquierda en los últimos 24 años.

La mañana del 4 de mayo debió ser un día diferente en la agenda del presidente, pero no fue así, prefirió encabezar la cancelación de la estampilla postal “Guerra de Castas, Lucha Social Maya” que cancelar su “mañanera” para trasladarse en pocos minutos al lugar donde apenas horas antes había colapsado la línea del metro que construyó su actual secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard.

Los deudos de las víctimas de la línea 12 seguramente no tenían cabeza para acordarse del presidente, pero el país hubiese reconocido seguramente que López Obrador se mostrará sensible ante la desgracia.

La indolencia se hizo presente de hecho toda la semana. El presidente parecía querer olvidar por completo la desgracia, las consecuencias inmediatas y el impacto que tendrá seguramente en las urnas el próximo 6 de junio, sobre todo en los votos que ya contabilizaba MORENA como seguros en la capital del país.

La indolencia repetimos, ha sido la constante en la actitud del presidente frente al accidente de la línea 12 y los ya casi 30 muertos.

Privilegió en su agenda del fin de semana, visitar la zona siniestrada de refinería en Minatitlán, en donde hace un mes se registró un incendio que dejó varios heridos.

Ahí en la refinería de Minatitlán si se tomó la foto, lo que contradice lo que él mismo dijo ante las críticas por no haberse hecho presente con los deudos del accidente de la línea 12 del metro.

“Me duele mucho, pero esto no es de tomarse fotos, eso ya también al carajo, ese estilo demagógico, hipócrita; eso tiene que ver con el conservadurismo” dijo sin empacho durante la “mañanera” del 7 de mayo.

Este lunes 10 de mayo se cumplirá una semana de uno de los accidentes más previsibles en la historia del metro de la Ciudad de México, por ser una obra de inició con múltiples señalamientos de expertos que veían un riesgo permanente.

A la corrupción que permeó desde que inició la construcción de la línea 12, hasta la actualidad donde se presume que no tuvo el mantenimiento adecuado, hay que sumarle la indolencia presidencial ante una desgracia que no se olvidará nunca.

@monicamarena