Los familiares de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa reconocieron a medias la última verdad que les dio el Gobierno mexicano sobre el paradero de sus hijos: la participación del Ejército y corporaciones policiacas, la detención del ex Procurador Jesús Murillo Karam y la conclusión de que fue un «crimen de Estado«, descartaron el hecho de que todos sus hijos estén muertos.
«Si nos dan prueba objetiva, científica e indubitable, nos iremos a casa a llorarles y vivir nuestro duelo. A la fecha, estas pruebas no las tenemos, por lo tanto, nuestra exigencia y luchas siguen», afirmaron en un pronunciamiento leído en medio de la lluvia en el Hemiciclo a Juárez.
A siete años y once meses de la masacre en Iguala, Guerrero, que se cumplen esta noche, familiares y activistas marcharon desde El Ángel de la Independencia hasta la Alameda, una buena parte del recorrido se realizó en medio del aguacero.