Se viene un gran debate
Por Javier Solórzano Zinser
En la Cámara de Diputados se ha tomado una sensata e inteligente decisión. Por más que se haya tratado de aprobar la Reforma Eléctrica en el pasado periodo de sesiones todas las fuerzas políticas, incluyendo a la mayoría, decidieron posponer la decisión para abrir un debate bajo la figura de Parlamento Abierto.
Como fuere y, a pesar de que muchos querían aprobarla, antes se entendió que las condiciones no estaban dadas, no sólo por la confrontación en el Congreso, sino porque hay razones de peso para discutir y en algunos casos enmendar el proyecto original.
No fue una decisión nada fácil por muchos motivos, entre otros la presión que el Presidente hizo en función de tratar de apurar los tiempos. Como hemos mencionado en otras ocasiones, López Obrador lleva prisa sexenal y entre broma y en serio ha dicho que va a hacer dos sexenios en uno porque va a trabajar 16 horas y más cada día.
Hay que reconocer que se ha hilado fino, porque no sólo es una decisión que pasó por acuerdos partidistas en el Congreso, pasó también por las voces empresariales del sector que han presentado en Palacio Nacional sus inconformidades y la necesidad de debatir sobre ellas.
Es muy probable que el tema se haya tratado en el encuentro de presidentes de hace unos meses en Washington, aunque el gobierno mexicano lo haya negado.
Sin embargo, las declaraciones del embajador de EU, Ken Salazar, en una de sus visitas a Palacio Nacional, donde hizo valer la preocupación de EU sobre el tema hablando en nombre de su gobierno y del influyente y poderoso sector eléctrico de su país, hacen ver la imperiosa necesidad de debatir la Reforma Eléctrica.
Sumemos a esto la posición canadiense, la cual a través de diferentes empresas del sector ha manifestado su preocupación e inconformidad llegando a algunos momentos beligerantes.
La importancia del ejercicio que dará inicio a mediados de este mes fortalece nuestra democracia a través de mecanismos públicos. Las sesiones en la Jucopo serán abiertas y el Canal del Congreso llevará a cabo mesas de debate con amplia difusión en donde se discutirá el tema para conocer las diferentes posiciones sobre el tema.
Existe la plena convicción de escuchar a todas y todos para elevar el nivel del debate y así poder tomar la mejor de las decisiones. El reto es mayúsculo, porque bien se sabe que el debate se ha polarizado y politizado de tal manera que sin dejar de reconocer que algunas de las vertientes del tema tiene que ver con procesos que inevitablemente pasan por la política —concepción de país y el papel del Estado en la administración y la economía, entre otros—, en el fondo está también una decisión técnica que tiene que ver con elementos como el medio ambiente, competencia, desarrollo de nuevas empresas para el sector.
El tema ecológico es particularmente importante, porque además de que en estos años nuestro país ha quedado a deber, es fundamental entender que tenemos por delante un conjunto de retos que van más allá de un sexenio y de las actuales generaciones.
Lo que se decida en las próximas semanas va a marcar el rumbo del país en materia eléctrica, para lo cual habrá qué pensar en primer lugar en los usuarios a quienes no se les debe vender una idea que al paso del tiempo resulte contraproducente.
Es fundamental el debate, el cual se debe asumir con profunda seriedad. Están dadas las condiciones para ello. Viene el tiempo en la discusión de alto nivel, el tiempo para que los legisladores escuchen otras voces entre las que están quienes piensan diferente de ellos. Es el tiempo para hacer a un lado todos los atavismos para pensar en el país en el presente-futuro.
RESQUICIOS.
Por lo visto ayer en la ENAH y el Tec de Monterrey, todo indica que en el interior de estas instituciones tienen otros datos. La manifestación en la capital y la respuesta de las autoridades del Tec muestran que las cosas en estos importantes centros de educación no son como dicen que son.