México pidió este lunes en el Consejo de Seguridad de la ONU cooperación internacional para combatir el tráfico y desvío de armas tanto en «el destino como en el origen», tras presentar una demanda en agosto contra fabricantes estadounidenses en un tribunal de Boston.
En el debate titulado «El impacto del desvío y tráfico de armas para la paz y la seguridad», México puso sobre el tapete un problema que afecta a todos los países, pero en particular a los de América Latina.
«El combate al tráfico y al desvío tanto en el lugar de su destino como en su origen, se trata de una responsabilidad compartida», declaró el canciller mexicano Marcelo Ebrard, cuyo país ostenta la presidencia temporal del Consejo de Seguridad.
México presentó el 4 de agosto una demanda contra fabricantes de armas estadounidenses ante un tribunal de Boston, en cuya región operan la mayoría de las firmas afectadas -Smith&Wesson, Beretta, Century Arms, Colt, Glock, Ruger, Barret y la distribuidora Interstate Arms-.
Esas empresas tenían plazo hasta este lunes para presentar un recurso contra la denuncia en la que el gobierno mexicano las acusa de realizar un comercio «negligente e ilícito» de armas. México tendrá hasta fines de enero para responder. Entonces, la justicia decidirá si da o no curso a la denuncia.
«Ingente daño»
En el documento de 139 páginas presentado ante el tribunal, México pide poner fin al «ingente daño» que provocan esas empresas al «facilitar activamente el tráfico ilegal de armas a los cárteles de la droga y a otros criminales» en el país.
Entre el 70% y 90% de las armas recuperadas en las escenas del crimen en México fueron traficadas desde Estados Unidos, desde donde llegan anualmente más de medio millón de armas al país corroído por el narcotráfico, según la denuncia.
Algunas armas introducidas desde Estados Unidos fueron parte del poderoso arsenal de fusiles Barrett calibre 50, pistolas Smith & Wesson y fusiles Ruger y Colt, recuperado tras el atentando contra el jefe policial de Ciudad de México, Omar García Harfuch, en junio de 2020, según la demanda.
Los acusados, que diseñan armas que puedan ser «fácilmente modificadas» para este mercado criminal, producen más del 68% de las piezas vendidas, es decir, más de 340.000 que salen de sus plantas en Massachusetts y otros estados con destino al sur de Río Grande.
Beneficio económico
Hay empresas que «siguen priorizando su beneficio económico» pese a que sus productos son «traficados y utilizados en actividades ilícitas en contra de población civil y autoridades en nuestro país», dijo Ebrard ante el Consejo.
El canciller pidió la colaboración de los sectores público y privado para acabar con el tráfico de las armas pequeñas, que causan alrededor de «500» muertos diarios y más de 2.000 heridos en el mundo, en particular en América Latina, donde la violencia y las muertes por armas de fuego son «aún mayores que las observadas en varias de las zonas en las que se reconoce un conflicto armado».
Las armas de fuego están involucradas en cerca del 75% de los homicidios que ocurren en esa región.
Según el último informe sobre este asunto presentado en septiembre por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, las armas pequeñas y las armas ligeras siguen teniendo un papel decisivo en «los conflictos armados, la violencia generalizada, los actos delictivos y los atentados terroristas».
Entre 2015 y 2020 las armas pequeñas y ligeras respondieron por el 27% de las 176.095 bajas civiles en 12 de los conflictos armados más mortíferos del mundo. Solo en 2020, cinco de cada 100.000 personas fallecidas fueron civiles muertos en conflictos armados y de ellos, uno de cada siete eran mujeres o niños.
Para Guterres el «incesante aumento» del gasto militar mundial ha potenciado los ciclos de inseguridad y desconfianza. En 2020, se elevó a casi 2 billones de dólares pese a que el mundo estuvo prácticamente confinado debido a la pandemia del covid-19.
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