Quebradero

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La maraña michoacana

 

Por Javier Solórzano Zinser

El asesinato de Carlos Manzo está, no casualmente, envuelto en una maraña. Desde la ejecución misma del expresidente municipal de Uruapan todo queda en evidencia.

Nos hemos ido enterando de las muchas irregularidades del caso, y queda la impresión de que lo que sabemos hasta ahora es sólo una parte de lo que podríamos conocer más adelante.

El asesino del expresidente municipal de Uruapan fue ultimado inmediatamente después de que terminó con la vida de Manzo. A los pocos días nos enteramos de que los otros dos personajes que estaban ligados al joven de 17 años aparecieron muertos en carreteras de Michoacán.

Lo que se informó fue que habían sido encontrados sus cuerpos torturados. A la fecha no se conoce bien a bien quiénes son y a qué se dedicaban, aunque se presume lo que hacían.

Mientras esto pasaba, el gobierno del estado hacía como que investigaba y le ponían en bandeja de plata un plan de paz que nunca pasó de manera directa por los michoacanos. El proyecto para pacificar por enésima vez al estado fue visto distante por los ciudadanos, porque el plan se gestó desde Palacio Nacional, y si bien estuvo presente el gobernador queda la impresión que a estas alturas se ha convertido en un personaje que termina por ser prescindible.

Como en el Gobierno y en Morena no permiten la crítica a los suyos el gobernador se mueve a sus anchas a sabiendas de que haga lo que haga, no va a haber fuerza alguna que cuestione su cargo. El Congreso local no ha emitido una sola posición crítica, y más bien lo ha apoyado sin asumir su responsabilidad como uno de los Poderes de La Unión del estado.

Son ya muchos los casos en este sexenio y el anterior en que se permite que los gobiernos estatales se muevan a sus anchas, y no hay la más mínima evaluación por parte del Ejecutivo.

Desde la Presidencia no se ha hecho la más mínima crítica a lo que ha pasado en Michoacán, siendo que Morena lleva varios años gobernando el estado. Lo que pasa hoy tiene que ver con el pasado, ese mismo pasado que ya es y representa Morena. Ya no hay manera de responsabilizar a personajes del PRIAN o algo parecido.

No hay manera de entender lo que está pasando en Michoacán si no es a través de la gobernabilidad de la 4T. Carlos Manzo hizo referencia a ello en varias ocasiones. Sus sistemáticas referencias y críticas a la forma en que actúa la clase política y a la presencia de la delincuencia organizada no fueron atendidas debidamente. En el caso de la política dejaron pasar las cosas y como los políticos están relacionados con la delincuencia organizada nadie metió las manos; dejaron que el tiempo y la violencia pasara.

Las declaraciones del presunto autor intelectual de asesinato de Manzo han puesto sobre la mesa un conjunto de variables que evidencian los mecanismos bajo los cuales, durante ya mucho tiempo, los cárteles de la droga y la delincuencia organizada en su conjunto intervienen en el estado. Los asesinatos de Bernardo, Bravo, Hipólito Mora, el sobrino de Hipólito, y el de Carlos Manzo evidencian la descomposición reciente. Pero a lo largo de muchos años hemos visto cómo la clase política y la delincuencia organizada están definitivamente en complicidad.

Carlos Manzo muy probablemente no hizo contacto alguno con la Guardia Nacional, porque no le generaba confianza. Corría un enorme riesgo al tener a la policía municipal como su primer círculo en su defensa, pero era evidente que para donde se moviera iba a tener problemas. Si por un lado hacia a un lado a la policía municipal, la Guardia Nacional le iba a generar todo tipo de desconfianza. Lo sabía por experiencia y porque conocía los intríngulis de su estado.

Vamos conociendo apenas parte de la maraña.

RESQUICIOS.

La CNTE va a perseguir a la Presidenta adonde vaya. Lo que pasó en Oaxaca ya sucedió en otros estados. La CNTE ha anunciado además, que viene un gran paro los próximos días cerca de la singular celebración de siete años.