De memoria. (El pederasta Maciel)
Por Javier Solórzano Zinser
Juan José Vaca fue durante mucho tiempo uno de los hombres más cercanos al pederasta Marcial Maciel.
Desde muy niño fue incorporado a los Legionarios de Cristo y Maciel lo adoptó. Para Juan José Vaca la cercanía fue motivo de orgullo y reconocimiento en su entorno y, sobre todo, entre su familia.
A principios de siglo lo entrevistamos en Long Island, NY, para el programa Círculo Rojo que se transmitía en el Canal 2. Fue muy difícil llegar a él. Se había convertido en un personaje que había optado por la absoluta discreción después de dejar la legión y separarse en definitiva de todo aquello que tuviera que ver con Maciel, quien lo había nombrado fundador y coordinador de los Legionarios en EU.
Fue complicado acceder a un hombre que era clave dentro de los muchos testimonios que se habían dado a conocer sobre el pederasta. Los gobiernos habían pasado por alto todas las denuncias que se habían hecho y Maciel era un personaje que se había logrado introducir entre los hombres y mujeres más ricos y poderosos de México y de algunos países latinoamericanos.
Juan José no quería hablar en lo más mínimo de todo esto. Perdió toda comunicación durante un buen tiempo con México. Cuando por fin aceptó la entrevista fuimos a su casa en Long Island, NY. Después de tocar varias veces entreabrió la puerta. Me vio con cara de sorpresa volteando en varias ocasiones al interior de su casa.
Había cambiado de opinión y no quería que lo entrevistáramos. Después de varios minutos lo convencimos y nos pidió que fuéramos a un hotel frente al aeropuerto de Long Island. Tardó un buen rato en llegar lo que nos hizo generar un sinfín de dudas sobre su presencia; sin embargo, llegó con más dudas que certezas. Rentamos 2 cuartos del hotel para que en uno colocáramos las cámaras y en el otro pudiéramos tener el seguimiento de la conversación.
Tuvimos dos conversaciones con Juan José Vaca. La primera sin que estuviéramos grabando, porque quería saber por dónde íbamos a dirigir la conversación. Como suele suceder quizá fue mejor la primera plática que la segunda ya con las cámaras encendidas.
Todo lo que nos dijo en ambas conversaciones terminó siendo brutal. No había platicado de este tema con nadie y ni su mujer ni sus hijos sabían absolutamente nada de su violenta relación con Marcial Maciel. Todos los recuerdos habían venido de golpe en su cabeza de un tema que nunca olvidaba, pero que, evidentemente, estaba en su vida y el cual le aparecía regularmente como una pesadilla interminable.
Su testimonio resultó clave en aquel momento, porque dejó en evidencia lo que había sido el actuar del pederasta. Por momentos Juan José estaba al borde de las lágrimas al recordar lo que había pasado en su vida y en la de otros de sus compañeros.
Maciel llamaba por las noches a los adolescentes a su cuarto, el cual tenía la luz apagada colocando a cada uno de ellos a sus lados. Nadie sabía quién estaba al lado del pederasta porque les exigía que no hablaran en algo absurdo, que era el voto de silencio; nadie decía nada.
Éste fue uno de los momentos más rudos y dolorosos de la conversación. Maciel les pedía que lo tocaran porque así le ayudaban a que se le quitaran los fuertes dolores que tenía en el estómago.
Para todos los adolescentes de la legión, lo que incluye a sus familiares, Maciel era una figura intachable. El que los llamara a su cuarto por las noches era un privilegio y un reconocimiento que los hacía más fuertes en la legión, sin darse cuenta lo que estaba provocando en sus vidas.
Vaca fue un hombre leal a un personaje perverso quien contó con la complicidad de gobiernos y empresarios. Durante años, nos contó, cómo su vida se convirtió en una pesadilla y cómo ha tratado de ir reconstruyéndola.
El doloroso testimonio de Juan José Vaca es fundamental para sanar a muchos y a la vez ser voz de muchos.
RESQUICIOS.
El pederasta al final de su vida fue aislado, pero nunca le llegó la verdadera justicia, la terrenal.