Quebradero

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La percepción y la terca realidad

Por Javier Solórzano Zinser

El índice de percepción de inseguridad nos lleva de nuevo a nuestra terca realidad. No sirve de mucho maquillar cifras o buscar una narrativa que muestre información que no tenga que ver con lo que cotidianamente vive la ciudadanía; la percepción termina por ser lo que cada uno de nosotros siente, ve y vive.

Nos hemos acostumbrado a la muerte, no como el desenlace de la vida, sino como una forma de vida. En los últimos años hemos tenido pasajes de toda índole, los cuales se han convertido en asuntos que nos han sacudido y se han convertido en temas del mundo.

La capacidad de reacción ciudadana se ha ido diluyendo. Bajo la lógica de la sociedad mediática resulta más rentable y atractivo hablar de cómo un conocido futbolista se refiere con ideas arcaicas a la mujer, que a la muerte de una maestra jubilada, quien fue secuestrada e intimidada hasta llevarla a la muerte. Lo que pasó terminó redondeándose con una imprudente declaración de una mujer, la gobernadora.

Hagan lo que hagan las figuras mediáticas terminan por ser el centro de atención, porque para mucha gente son signos de identidad en su cotidianidad.

Es cuestión de meterse en las redes para darse cuenta de cómo la violencia que nos rodea es ya una forma de vida ante la cual a veces nos regodeamos, y en el menor número de casos nos sorprendemos e indignamos.

Estamos en tiempos de la cultura de lo efímero. Lo que hoy es importante puede dejar de serlo en menos de cinco minutos en la medida que nos aparecen nuevos videos, nuevos escándalos, nuevos actores y escenarios que por más que seamos conscientes de su intrascendencia terminan por atraparnos.

El país ha adoptado a la violencia como uno más de sus acompañantes cotidianos. La hemos normalizado porque los gobiernos no han tenido la capacidad de enfrentarla con todos los elementos que la componen y porque se ha convertido en cómplice de ello.

Lo sucedido a la maestra veracruzana muestra un hecho que se compone del control de los grupos delincuenciales, por un lado, y por otro, de los ciudadanos quienes no tienen otra opción que obedecer a sus demandas.

El video que se dio a conocer es en sí mismo un reto al Estado. No es la primera vez que vemos a un grupo de delincuentes bien armado sometiendo a sus víctimas y arengando con discursos en contra de gobiernos o de bandas con las cuales pelean los territorios.

Lo que dice la maestra en el video es la definición de lo que sucede. Se deben someter los taxistas a lo que quiere el grupo que la tiene secuestrada. Es para la sociedad la pérdida del territorio y para los gobiernos un reto si partimos de una genuina convicción por atacar el problema. Es también, en muchos casos, una demostración de poder ante la autoridad, y también es parte de la complicidad de los gobiernos con la delincuencia organizada.

Es un todo que no hace mucha diferencia de lo que sucede en otros estados. El índice de percepción de inseguridad ha crecido porque la ciudadanía tiene un temor cotidiano que muchas veces no se alcanza a apreciar de manera manifiesta, porque la gente busca la manera de sobrevivir evitando a como dé lugar no ser violentada.

El proceso por el cual estamos pasando es también parte de las confusas ideas de los gobernantes. Crece la sensibilidad ante la muerte de personajes sin duda relevantes, pero no hay una manifestación ante la dinámica salvaje del país que tiene nombres y apellidos.

Sin maniqueísmos, la mayoría opta por un minuto de silencio por un destacado roquero pasando por alto la cotidianidad de muchos mexicanos que pierden la vida de manera violenta e injusta.

La percepción nos dice lo que somos, vivimos, padecemos y sentimos.

RESQUICIOS. 

Las justificaciones de los morenistas que se pasean por Europa y de sus correligionarios, en lugar de explicar terminan por enredarse. No sirven los videos, las absurdas preguntas que se hacen sobre lo lujoso y todas las justificaciones; en su pobreza franciscana mal no se la pasan.