Es un asunto de dos
Por Javier Solórzano Zinser
Más allá de los flancos abiertos que tiene el país internamente, así como la vecindad con EU muchas veces ayuda, pero también se convierte en un factor en innumerables ocasiones de adversidad, empezando por el tema del narcotráfico, el cual es un asunto multilateral y, particularmente, bilateral.
Es cierto que estamos en un momento delicado, porque EU nunca había tenido un presidente como Trump. A pesar de que algunos mandatarios tuvieron actitudes sumamente agresivas, no habíamos enfrentado a un hombre que, además de esto, ha encontrado las muchas debilidades que tenemos.
En algún sentido, estamos pagando el no haber resuelto problemas que estaban en nuestra mano atender. El TLC nos cambió un poco la cara, porque entramos en una etapa económica virtuosa y muchos de los problemas internos que teníamos y tenemos más que pasar a segundo plano, fueron vistos a través de otros tamices y de alguna forma algunos se resolvían y otros se tapaban.
Para EU, el gran tema es la seguridad y sin que en México esto haya pasado a segundo plano el asunto no se atendió de manera puntual por todos los entendimientos y las complicidades que existen entre la delincuencia organizada y la política.
En muchos casos, esta relación se ha convertido en procesos de gobernabilidad que a ciertos actores les resultaba y resulta cómodo. Los casos de algunos gobernadores que han sido detenidos, particularmente del PRI, terminaron por ser actos de purgas, más que elementos que enfrentaran la problemática mayor de un asunto que se iba intensificando entre nosotros.
La inseguridad es un tema acumulativo que ya se enquistó y no tenemos mecanismos ciertos para salir de ella. Si se quiere se puede responsabilizar a Felipe Calderón, pero también tendremos que llamar a cuentas a personajes como Manuel Bartlett, por todo lo que sucedió en los 80 con personajes como Rafael Caro Quintero, y a muchos otros, veamos lo que está pasando en Sinaloa.
Las cosas se complicaron más, porque EU se convirtió en un mercado insaciable de la droga, círculo del cual no ha podido salir y del que tiene un alto nivel de responsabilidad. Este país está viviendo las secuelas no sólo de haber sido hasta cierto punto ligero para atender la problemática.
La historia se remonta a las políticas que llevó a cabo en Corea y en Vietnam, respecto al tema del consumo de la droga entre los soldados.
México y EU están en un callejón sin salida si lo que quieren es erradicar las drogas. Ninguno de los dos puede resolver las cosas de manera unilateral.
El problema para nosotros es que dejamos entrar al narcotráfico en la política como una manera de atemperar problemas; sin embargo, al paso del tiempo resultó ser un problema mayor, porque lo metió en una espiral de violencia de la delincuencia organizada, a lo que se suma que en muchas ocasiones se ha venido ganando la empatía de muchas comunidades.
El problema es estructural. Colocar al pasado como eje de lo que estamos viviendo no tiene sentido, porque fue toda la estructura del país —empresarios, comunidades y políticos— la que se movió bajo los lineamientos de la delincuencia organizada.
El actual gobierno y el anterior ya atienden la ventanilla. Señala a García Luna, y ahora resulta que el personaje pudiera estar ligado a una casa de bolsa de la cual es dueño uno de los hombres más cercanos a López Obrador en los últimos años.
Trump está tomando decisiones sobre la seguridad y la delincuencia organizada que no necesariamente responden al diagnóstico real de las cosas. Nadie va a avanzar si no lo hacemos juntos, es un asunto de al menos dos.
RESQUICIOS.
Julio César Chávez hijo se suma a la lista de EU, en este caso también de México, de personas ligadas a la delincuencia organizada. Desde 2023 lo buscaban en nuestro país, pero no pareciera que hubieran hecho mucho para detenerlo. Su padre fue un boxeador excepcional y logró salir de la pelea más difícil de su vida, lo que viene para su hijo es una incógnita de vida.