No se les eligió para eso
Por Javier Solórzano Zinser
Con cierta razón las y los legisladores de la mayoría le hacen ver a la oposición que no se está construyendo un nuevo régimen para que sea parte de un proceso de alternancia en el poder. Si la oposición gana a futuro tendrá que revertir muchas de las reformas y para hacerlo deberá tener también una mayoría.
Morena y sus aliados muy, probablemente, estarán en el poder por mucho tiempo y por lo mismo aprueban reformas no sólo pensando en el aquí y ahora, sino en el mediano y en el largo plazo.
Tiene lógica su razonamiento. Por ahora no hay un solo indicio de que vayan a perder el poder de no ser que aparezcan asuntos imponderables y sorpresivos, los cuales no pareciera que pudiera haber condiciones para que se presenten. Es sabido que en política ni se gana para siempre ni se pierde para siempre, pero en el país están dadas las condiciones para que Morena se conserve en el poder, porque están llevando a cabo un trabajo en territorio, el cual les está dando resultado y, sobre todo, porque su control en el Congreso, acompañado de amenazas a legisladores con cola que les pisen, lo cual provoca que los señalados están dispuestos a cualquier cosa con tal de ceder, antes de que pudieran ser increpados llevando las cosas a escenarios al límite.
No se puede entender de otra manera el deleznable voto de Miguel Ángel Yunes para aprobar la reforma judicial. Tampoco queda claro qué pudo motivar al ministro Pérez Dayán a votar en la Corte en favor del mismo proyecto. Y en algo reciente, resultó sorpresivo el voto de la consejera del INE Carla Humphrey al validar la elección, siendo que fue una severa crítica en los debates previos a la votación para validar la elección.
Es un hecho que Morena se consolida teniendo enfrente una oposición amorfa y diluida. El problema de todo esto es que mientras va creciendo la hegemonía también crecen los signos de autoritarismo e imposición que no tienen enfrente ningún tipo de equilibrio.
Muchos gobernantes terminan bajo el síndrome de virreyes y hacen lo que quieren, porque además desde el centro del país no reparan en ciertos temas que son particularmente delicados y que pueden afectar la imagen y la gobernabilidad de la mayoría.
Algunos gobernadores manejan sus estados de manera autoritaria y van imponiendo leyes y reformas que con Congresos mayoritarios, terminan por aprobarse sin que nadie se atreva a decir que no.
Se va concentrando el poder y se asumen como las voces del “pueblo” cuando en varias de las elecciones ha sido la huella de López Obrador y en algún sentido de Claudia Sheinbaum, la que los ha llevado a la victoria. El triunfo de un buen número de gobernadores, legisladores y presidentes municipales se ha debido al entorno y no necesariamente a lo que representan en sus estados.
En este proceso en que algunos gobernadores concentran el poder, se están dando casos profundamente riesgosos en donde se coarta la libertad de expresión, porque incomoda a quienes gobiernan. Visto a la distancia, el desplante del presidente del Senado con un ciudadano al que obligó a disculparse resulta desde donde se vea oprobioso, no solamente para el ciudadano, sino para la sociedad.
Los gobiernos de Campeche y Puebla están siguiendo caminos similares. Como no les ha parecido la crítica se han dedicado a hacer reformas que acaban siendo en el fondo intimidaciones para coartar la libertad de expresión.
La Presidenta y la secretaria de Gobernación han sido enfáticas en defender la libertad de expresión, pero por lo que se ve en Campeche y Puebla no se han dado cuenta. El tema alcanza a la mayoría en algo que tiene un efecto expansivo.
Estamos ciertos que no se les eligió para eso.
RESQUICIOS.
Cada uno tiene su versión. Por un lado, la gente de ICE asegura que no iba a llevar a cabo ninguna redada en el estadio de los Dodgers; por otro lado, la directiva del equipo angelino asegura que no los dejó entrar; como fuere, batazo de cuatro esquinas de los Dodgers.