Quebradero

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Una relación diferente con el mundo

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

La Presidenta sabe la importancia que tiene que nuestro país tenga una relación consistente con el mundo. Seguramente no lo dirá en voz alta quizá para no manifestar una diferencia con su antecesor, pero digamos que sin decir está diciendo con hechos.

Su visita a Canadá a la reunión del G7 confirma que quiere llevar a nuestro país de nuevo a una participación diplomática internacional que permita abrir los espacios que López Obrador cerró. Su viaje es por principio positivo, porque muestra una estrategia distinta a la del tabasqueño, quien, durante los seis años de su gobierno, optó por tener una relación con el mundo de aislamiento bajo un concepto que hizo suyo desde sus tiempos de opositor: la mejor política exterior es la mejor política interior.

López Obrador aisló a México y en el camino arremetió contra los organismos internacionales, siendo que en muchas ocasiones había acudido a ellos para protestar y evidenciar irregularidades en el país, entre otras, las elecciones del 2006.

El hecho que Claudia Sheinbaum haya tomado la decisión de participar en el G7 le permitió ver y estar con diferentes presidentes del mundo con los cuales México debe tener una relación. La reunión con los mandatarios de Brasil, India y Alemania le permitió conocer realidades de otros países, por más que en algunos casos estén sesgadas y los mandatarios puedan ser eventualmente señalados, como es el caso de India.

El no poderse encontrar con Donald Trump fue hasta cierto punto menor. No estaba en el ámbito de la decisión de la Presidenta mexicana el que pudiera llevarse a cabo el encuentro. Con el presidente de EU, se sabe que puede lanzar todo tipo de comentarios que puedan desmentir lo que él mismo ha dicho.

Todos los asistentes se quedaron con la idea de que la abrupta decisión de regresar a Washington se debió a que quería estar en primera fila en el proceso de la confrontación entre Israel e Irán. Sin embargo, cuando le preguntaron sobre ello acabó por desmentir a todos, a quienes les había asegurado el motivo de su abrupto regreso.

La Presidenta tiene que considerar la importancia que tiene viajar en los aviones de las Fuerzas Armadas. En lugar de hacer cinco horas de vuelo terminó por hacer más de nueve horas con todo y escalas, debido a su decisión de tomar un vuelo comercial.

Es importante que reconsidere las cosas porque, como se vio en esta ocasión, aviones de la Marina viajaron también a Canadá para llevar a cabo actividades o llevar a personal que participaría directa o indirectamente en la cumbre, y la duración del vuelo fue de cinco horas, bien pudo la Presidenta tomar esta opción.

A estas alturas son varias las consideraciones que hay que tomar en cuenta. La más importante es la que tiene que ver con la seguridad de la mandataria, al final es la Presidenta de nuestro país. Otro elemento es el hecho de que puede aprovechar mejor el tiempo en los vuelos, lo cual incluye desde reuniones con su gente, hasta que llegue más rápido a los lugares a los cuales se le ha invitado, o tome la decisión de ir.

Toda la historia del avión presidencial que creó López Obrador fue desafortunada. Nunca quedó claro todo el entorno, el cual pasó por una muy confusa rifa y por sus innumerables intentos por venderlo. Dejémoslo como historia pasada y demos vuelta a la página buscando la manera de crear nuevas condiciones que beneficien la movilidad de la Presidenta.

Lo que parece un hecho es que la Presidenta que entiende la importancia de establecer una relación constante y consistente con el mundo, para ello requiere una movilidad menos engorrosa.

RESQUICIOS.

Pronto sabremos hasta dónde llegó el diálogo del Gobierno con los colectivos y madres buscadoras. Algunos de ellos no se van a sumar a la propuesta de reforma. Lo importante es que por fin fueron escuchadas. El siguiente paso será la discusión de las reformas en foros públicos; ha sido un buen primer paso.