Quebradero

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Entre el dolor y la oportunidad

 

Por Javier Solórzano Zinser

Es lamentable que en un asunto tan doloroso hayamos entrado en un debate burdamente politizado.

Como se están dando las cosas lo que se viene puede terminar por ser inevitablemente cuestionado, a lo que se suma la preocupación de que, eventualmente, se pudieran estar cambiando los escenarios de las cosas.

Ayer conversamos con Raúl Servín, de Guerreros Buscadores de Jalisco, y nos decía que le inquietaba el hecho de que pareciera que se estaba minimizando lo que había sucedido. La organización a la que pertenece fue una de las que encontró este terrible hallazgo.

Nos aseguró que los han venido haciendo a un lado y que ya no han podido entrar al rancho, de ahí la preocupación de que se pudieran estar manipulando las eventuales pruebas. Están pasando muchas cosas que ojalá no choquen con la transparencia que ha prometido la Presidenta, “confiamos en ella”.

Todo lo que compete con el rancho Izaguirre es uno de los momentos más fuertes que va a enfrentar la Presidenta en lo que lleva de su mandato. Es un asunto que, independientemente de sus intentos de politización, es de enorme importancia y trascendencia, toca uno de los puntos más sensibles de lo que ha vivido la sociedad mexicana en los últimos años, la desaparición de personas.

No se generaliza lo que presuntamente pasó a lo largo de muchos años en el rancho respecto a un asunto prioritario del país. Sin embargo, refleja parte de una realidad inobjetable que camina en medio de corresponsabilidades.

Si le quieren echar la culpa a Calderón, que lo hagan, pero quien lo hace sabe que el problema trasciende a un sexenio y se mete en las entrañas de la gobernabilidad mexicana de los últimos 18 años, más lo que llevamos de este sexenio. La forma en que López Obrador abordó este tema es la prueba de su desinterés, o quizá de que a partir de ello todo lo que se hiciera en materia de desaparecidos terminaría siendo un ataque a su gobierno.

La Presidenta está ante un momento que pudiera marcar su Gobierno. Está en la posibilidad de enfrentar una situación que pudiera marcar incluso un antes y un después en materia de desaparecidos. No va a estar sólo con las reformas que hizo porque, como ayer comentaba Delia Quiroa, muchas de ellas ya están consagradas en la Constitución.

Lo importante de lo que pueda hacer está en la forma en que aborde el problema para ir a las últimas consecuencias, y asumir que la desaparición de personas y lo que pasó en el rancho son asuntos que se van a abordar de manera muy diferente de lo que han hecho en otros sexenios.

No se trata de pintar raya con nadie. Se trata de garantizar, como ella lo ha dicho, de estar del lado de las víctimas. En los pasados gobiernos no ha sido así. Más bien se les ha señalado y se ha perdido de vista lo que puede significar para una madre de familia perder a un hijo y no saber nunca más de él.

El informe del fiscal deberá ser acucioso, claro y transparente sobre lo que fue el rancho. Pudiera ser que se hayan sobreinterpretado algunas cosas, pero hay evidencias claras que muestran no solamente lo que pudo pasar con quienes calzaban los 200 pares de zapatos, sino también por muchos elementos ya confirmados dantescos que se encontraron en el rancho.

No sirve el estar adjetivando las cosas. No tiene sentido en medio de la tragedia señalar a Calderón como una salida, más que como una explicación. No tiene sentido acusar a la derecha de carroñera, cuando en muchas ocasiones, desde el púlpito de Palacio Nacional se ha dicho lo mismo de aquellos que piensan diferente.

El informe deberá ser el punto de partida de una política distinta en materia de desaparecidos; en medio del dolor está la oportunidad.

RESQUICIOS. El informe sobre la economía de los países que integran la OCDE presagia negros nubarrones para México. Pronostica que en 2025 y 2026 habrá un decrecimiento en el país, a lo que hay que sumar la incertidumbre de los aranceles, el panorama no es alentador