Por Uriel Flores Aguayo
Se puede discrepar del nivel de dicha actividad, vincularla con sinónimos, pero finalmente tiene que aceptarse que eso es política, la de los partidos, sus candidatos, campañas y grupos de apoyo. Hay un boom en Veracruz, algo típico de la temporada, con un vistoso incremento en la participación de aspirantes a cargos municipales. Tal vez sea el signo de estos tiempos, con algo de facilidad para apuntarse.
En la época del gobernador Fidel Herrera, fue llamativa la forma en que se incrementaron los taxis y las notarías, algo desproporcionado. Se inundaron las ciudades y los pueblos de vehículos de alquiler con consecuencias en caos urbano, saturación de taxis, contaminación y empobrecimiento de los conductores. La vieja guardia y el oficio sufrieron una degradación. En este caso asistimos a una decisión ilógica. En lo de las notarías, guardando las proporciones, ocurrió algo similar: se aumentó su número sin estudio previo y las ubicaron incluso en pequeñas poblaciones. Evidentemente se trató de una acción con efectos nocivos en la calidad del servicio que prestan. Los taxis y las notarías se reprodujeron como tortillas.
En términos de lo cuantitativo algo así está pasando con la presencia de oleadas de políticos, de ayer y hoy. De todos los colores con inclinación mayoritaria al color guinda. Son docenas, en algunos casos, los que se han anotado como aspirantes en el partido oficial para un municipio. En los otros partidos hay menos. En fin, hablamos de una efervescencia no vista en esas proporciones. Muchos quieren ser o ya son políticos, a su modo. Son bastantes nombres y rostros. Los hay de carrera y quienes apenas se asoman a ese mundo. Hay quienes se han servido y quieren seguirse sirviendo, así como los que desean servir. Entre todos seguramente hay personas de buena fe y con magníficas intenciones. Ya se verá cómo lidian con los intereses partidarios y con el sistema todo.
Más allá de los partidos, que son un medio de participación, no un fin, más allá de los políticos profesionales- se agradecería que lo sean realmente- y más allá de la coyuntura nacional, están las personas concretas que se presentan como aspirantes a gobernar sus municipios y portan ciertas ideas y propuestas. Eso es lo viable. No hay que descartar la presencia de precandidaturas sanas y con positivas intenciones actualmente; las que sean tienen que abrirse paso y ganar adeptos; la ciudadanía debe poner de su parte distinguiendo y apoyando proyectos valiosos y diferentes.
Hay algunos indicadores sobre las cualidades e intenciones de las precandidaturas. Tienen que ver con el empleo de recursos económicos, cuya cuantía revela los verdaderos fines que se persiguen, y los planteamientos sobre el quehacer gubernamental. Es curioso observar a quienes hablan de asuntos que tienen que ver con gobiernos federal y estatal, para no referirse estrictamente a lo municipal. El Ayuntamiento tiene funciones establecidas, ingresos fijos y un presupuesto determinado; no puede hacer milagros, sin obviar que puede acudir a gestiones varias y conseguir recursos extras a partir de su iniciativa y capacidad.
En fin, estamos presenciando un furor político en Veracruz con motivo de la elección municipal. No necesariamente hay mayor calidad ante el aumento desaforado de la cantidad de aspirantes. Muchos levantan la mano, pocos verán su nombre en la boleta. Nos corresponde a la ciudadanía ser cuidadosos con nuestra elección y exigir campañas de altura, que no nos den gato por liebre ni atole con el dedo. Que sean más, muchos, pero también mejores políticos para una mejor política, de calidad, y ayuntamientos de alto nivel.
Recadito: aguas con el agua, la crisis ya nos alcanzó este año.