“Van muy bien las cosas”
Por Javier Solórzano Zinser
La amenaza de Trump de que sí se aplicará a partir del sábado un 25% de aranceles a México y Canadá viene a confirmar que no importa lo que se haya dicho en la semana sobre el tema por parte de sus funcionarios, lo que importa es lo que él dice para así seguir viviendo bajo el régimen de la amenaza.
Quienes andaban en la creencia de que si algo se diría sobre los aranceles debido a que personal de su equipo aseguró que todo se postergaría para abril, desapareció, porque el presidente lo aclaró en los terrenos en que se mueven entre las amenazas y los castigos.
No sabemos si aplicarán aranceles o si estamos ante una amenaza que busca mantener la atención cotidiana en todo lo que hace y dice Trump, sin pasar por alto que lleva a que nadie, suponemos, baje la guardia en México.
Con muy pocas variantes, estamos ante una estrategia que de alguna manera conocemos. La diferencia es que Trump hoy está renovado y que su triunfo electoral le permite una capacidad de maniobra que llega hasta el Congreso. Como hemos venido mencionando no todo lo que se propone lo va a poder cumplir, pero en lo que pasa de una cosa a otra es claro que las amenazas acaban teniendo plena efectividad y cumplen con su estrategia.
La Presidenta dijo hace algunos días que no creía que viniera una aplicación de aranceles a partir del sábado. Después de lo declarado por Trump, más vale volver a ajustar todas las piezas, porque México no está en la posibilidad de, como presumen gobiernos como el de Colombia y Brasil, que a cada incremento de aranceles hacer lo propio con los productos estadounidenses.
Con todas las amenazas que hay de por medio se debe considerar que México y Estados Unidos viven y se mueven bajo otra dinámica. Los tipos de respuesta tienen que ser distintos. Meterse en un terreno de toma y daca no favorece a ninguno, pero sobre todo, a nosotros.
Habrá que adelantar que vamos a vivir cuatro años con una dinámica similar a lo que ha pasado desde el 20 de enero. El Gobierno lo debe entender de manera integral, lo que quiere decir que muchos de los asuntos que nos tienen en vilo no dejarán de aparecer en la relación bilateral. Para enfrentar una situación de esta naturaleza, sigue siendo la cohesión interna la divisa más importante para tratar con Trump y, sobre todo, para informar a la ciudadanía.
Queda la impresión de que para la Presidenta la oposición es un convidado de piedra, lo peor que pudiera pasar es que se le viera como un mal necesario. Si la oposición y los críticos no siguen de manera directa los planteamientos presidenciales, inmediatamente se les señala como si fueran traidores a la patria. Ya son varias las ocasiones en que se hace referencia a esto, lo cual es secundado insistentemente por la mayoría.
El Gobierno va a necesitar a la oposición en todos los sentidos, porque van a ser cuatro años en que la dinámica del país podría tener muchos altibajos, que, por ahora, en medio de la euforia y el jolgorio de la mayoría no se alcanzan a apreciar.
No es sólo esta consideración. Si el mundo va paulatinamente entrando a una nueva dinámica impulsada por Trump, los años por venir nos van a colocar en escenarios inéditos ante los cuales, independientemente de nuestras abiertas diferencias internas, van a requerir que estemos cohesionados y para ello no hay de otra que escucharnos unos a otros.
Trump utilizará todas las veces que le sea necesario la amenaza como su intento, muchas veces grosero, de establecer relaciones políticas.
Hace poco dijo que las cosas con México “van muy bien”. Si nos atenemos a las decisiones y amenazas como la del sábado no queda de otra que preguntarse para quién “van muy bien las cosas”.
RESQUICIOS.
Mañana inicia el periodo ordinario de sesiones del Legislativo. Es importante seguir lo que pasa en estos meses. Con Trump como eje de la agenda, no vaya a ser que empiecen a colarse ocurrencias que cuando nos demos cuenta estén en nuestra forma de vida.