CNDH. El desaseo y las secuelas
Por Javier Solórzano Zinser
Con la terna presentada por el Senado para elegir a la próxima presidenta de la CNDH, el Legislativo terminó violando las reglas que había definido para el proceso.
Se había establecido que entre las y los aspirantes con mejores calificaciones en las comparecencias se elegiría a las o tres mejores. El resultado dejó a tres mujeres como las mejor calificadas, por lo cual, las tres tendrían que ser incluidas en la terna para que entre ellas se eligiera a la próxima presidenta de la CNDH.
El Senado terminó incumpliendo las reglas que en consenso estableció. Por la puerta de atrás se metió a la actual presidenta de la Comisión, quien terminó empatada en el último lugar con otros tres aspirantes. De manera incomprensible, la colocaron como la segunda en la terna sin que quedara claro en lo más mínimo el criterio que utilizaron para dejar fuera a Tania Ramírez.
Las y los senadores de Morena utilizaron palabras para definir la decisión como consenso, mayoría y razones políticas, las cuales no son elementos como para tomar la decisión unilateral.
La fecha para nombrar a la próxima presidenta es el 15 de noviembre. Si tuvieran voluntad podrían regresar a la terna que quedó mejor calificada, haciendo a un lado a la presidenta, quien ha tenido un pobre desempeño. Los elementos que se ponderan de su gestión, entre otros, es que ha reducido el presupuesto; estamos en tiempos de austericismo más que de austeridad.
Varios elementos inquietan sobre lo que están haciendo. El hecho de que pasen por alto un mecanismo fuera de las reglas para buscar la manera de que, como fuere, la actual presidenta continúe al frente de la Comisión, sin importar que para hacerlo pasen por alto las propias reglas que ellos han establecido rompiendo normatividades, el decoro y la civilidad política.
En segundo lugar, es de llamar la atención la forma en la que se hacen las cosas, porque en algún sentido también es la manera en que ven a la CNDH. No consideran el valor de la Comisión y la importancia que tiene una renovación profunda que, entre otras cosas, le dé dientes para actuar y que no esté de la mano del libre albedrío de lo que los sujetos obligados suelen responder cuando les llegan las recomendaciones. La presidenta de la CNDH ha insistido en que nunca se había estado tan cerca del “pueblo”.
Sin embargo, a lo largo de todos esos años se presentó un alto número de demandas en contra del Ejército, las cuales no fueron en ninguno de los casos atendidas por la Comisión.
Lo que está pasando en la CNDH se puede convertir en mecanismos en donde las reglas pueden pasar a segundo plano con tal de conseguir los objetivos de la mayoría.
Una pregunta inevitable a estas alturas es qué van a hacer si en el próximo proceso de elección de ministros, jueces y magistrados no salen electos quienes tengan algún tipo de empatía con la mayoría.
Si la divisa es la confianza con hechos como el de la CNDH, lo que prevalece es la desconfianza y la discrecionalidad. Si esto pasa con la Comisión qué serán capaces de hacer para conseguir sus objetivos.
Están a tiempo de darle vuelta a la terna. Es la decisión de colocar a quienes fueron las mejor calificadas para elegir a la próxima presidenta.
La discrecionalidad genera un pésimo precedente. Nos acaba colocando con la inevitable idea de que son capaces de hacer esto en cualquier tipo de escenarios cuando las cosas no son de su conveniencia.
Restablecer la terna original es además darle su justo valor a la muy necesaria CNDH.
RESQUICIOS.
Querétaro había logrado permanecer relativamente aislado de la violencia y matanzas que se suscitan en estados vecinos, sobre todo Guanajuato. El fin de semana se vivió una balacera en un restaurante en donde en menos de 40 segundos mataron a 10 personas.