Por Carlos Tercero
Redactados antes de la conquista, los libros del Chilam Balam, guardaron registro de los acontecimientos relevantes de uno de pueblos originarios más representativos e influyentes no solo de la península de Yucatán y de México, sino de la cultura universal, por el nivel de desarrollo y conocimiento en áreas como la medicina, la astronomía, la agricultura y las matemáticas, en lo que destaca enormemente su Calendario, que conceptualmente hilaba la evolución del tiempo con el desarrollo de la humanidad y la naturaleza. Estos tesoros escritos en lengua maya, lamentablemente fueron destruidos durante la época colonial por considerarse perjudiciales al proceso de catequización del Pueblo Maya. Con hechos como este, la historia ha demostrado, en innumerables ocasiones, el daño que pueden hacer las mentes obtusas, sin importar que estemos en pleno Siglo XXI.
Difícilmente, la Presidenta Sheinbaum pudo haber designado a alguien mejor que la licenciada Rosa Icela Rodríguez para dirigir la política interior del país y coordinar el entramado institucional del Gobierno de México, los atributos personales y profesionales de la Secretaria merecen no solo admiración y respeto, sino la confianza de que habrá de llevar a buen puerto a la Secretaría de Gobernación, para lo que cuenta con el respaldo de un gran equipo donde destacan por su probada trayectoria, la Subsecretaria Rocío Bárcena y el Subsecretario Félix Arturo Medina, así como los experimentados y eficientes navegantes en tempestad, el Subsecretario César Yáñez-Centeno y el abogado Carlos Alpízar Salazar, ambos excelentes operadores políticos con la más alta sensibilidad social.
Sin embargo, y como es entendible, estos personajes no pueden entretenerse en el detalle, en los vericuetos burocráticos de la dependencia, pues los temas fundamentales de la agenda nacional requieren su atención 24/7, pero tampoco se puede descuidar la armonía institucional que en algunas áreas de SEGOB se está rompiendo por la soberbia e ignorancia supina de la administración pública de algunos personajes que no saben, no pueden o no han querido adecuarse al nivel de la oportunidad y confianza que les depositaron para servir en una de las instituciones más icónicas del Gobierno Mexicano; ejemplo de ello, el daño que a tan solo tres semanas de su llegada está generando el ya conocido en los pasillos de Bucareli como el “Chilam Balam de Gobernación”, de nombre CHRISTOPHER “BALAM” SOLÍS LÓPEZ, quien desde su designación, ha disfrutado el despido de decenas de personas que institucionalmente entendieron que su ciclo terminaba, a pesar de pertenecer formalmente al Servicio Profesional de Carrera, en lo que trasciende, cada vez con mayor frecuencia, sus desafortunadas expresiones como: “es instrucción de Rosa Icela, que se desocupen todas las plazas para que pueda entrar nuestro equipo”, “a quien se ponga difícil díganle que todavía tenemos el poder en Seguridad Ciudadana y que mejor no se metan en problemas”; “Rosa Icela me dio la instrucción de no firmar el acta de entrega porque tenemos que revisar todo a fondo”. Lo anterior no hace más que evidenciar su estulticia, desprecio y desconocimiento de la administración pública y del recurso más valioso con que cuentan las instituciones: –el recurso humano–; así como una ignorancia en grado superlativo de los procedimientos administrativos, pues al firmar el acta de entrega-recepción respectiva, se cuenta con cuarenta y cinco días para realizar las observaciones que a su derecho convenga, lamentablemente no llegó a la posición por su capacidad sino por una coyuntura política.
Este obtuso personaje que además se ostenta con un cargo que no existe: “Jefe de Oficina” de la Dirección General de Cultura Democrática y Fomento Cívico, debería mejor revisar las atribuciones que le corresponden como coordinador de esa noble área, entre las cuales destaca el impulso a la cultura de legalidad, pues es evidente que buena falta le hace; porque además, con su actuar policial, lo único que está detonando es una cascada de demandas laborales que pueden bloquear las plazas, incluso por años, empezando por la de él, por estar alborotando un avispero que ya había migrado sin intención de regresar. La vocación de Gobernación es resolver problemas no generarlos.
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