Coatza, las ruinas del miedo

Share

Por Lyneth Santiago

Coatzacoalcos es una de las ciudades más importantes de Veracruz. Al sur del estado, con sus playas (contaminadas de aguas negras), con sus negocios (muchos cerrados a causa de la delincuencia) y sus calles (llenas de baches), vive asolada por la delincuencia e inseguridad.

Una gran cantidad de negocios que se ubicaban en el malecón han cerrado debido al “cobro de piso”, por la extorsión y, sobre todo, el miedo.

Recuerdos

Recuerdo que cuando era pequeña me emocionaba ir a Coatza con mi familia. Sus grandes plazas, sus centros comerciales, sus restaurantes, sus playas y sus parques eran una maravilla para mí.

El aire de la brisa del mar podía golpearte el rostro en un suave toque -al igual que la arena, pero esa era molesta- y se resaltaba el olor a mar. No había basura en las playas, no había aguas negras contaminando -al menos no tanto como en la actualidad- y todo se veía más fresco.

2010, el restaurante tal ha cerrado sus puertas debido a los constantes atracos que han surgido en el malecón.

2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016… el malecón de Coatzacoalcos se quedó desierto por la inseguridad y extorsión.

A comparación de años atrás, el malecón se volvió un desierto con rastros de civilización.

Antes Coatza era otra cosa

Muy poca gente transita hoy por el malecón. Y no me refiero en auto, sino que caminaran por ahí. Así que durante mi camino estuve buscando a quién preguntar sobre el tema de los edificios abandonados y vandalizados, aunque fue difícil recorrer sin encontrar a nadie o alguien que quisiera contarme. Fue cuando me topé con Don Rodo, un vendedor de cocos al que le conté lo que me encontraba haciendo.

“Ay mija, a veces la gente es muy indiferente, pero yo quiero creer que es por el hecho de que o no saben, o prefieren quedarse callados (…). Yo me acuerdo que todo esto de las extorsiones comenzó a inicios del sexenio de Duarte, creo que fue ahí donde la delincuencia arreció, antes Coatza era otra cosa, había más turismo, había más seguridad, pero de un tiempo pa’ ca los negocios en el malecón fueron cerrando”, narró.

Don Rodo nos cuenta que antes él pasaba por el malecón vendiendo sus aguas de coco y la “carnita” en su bicicleta y se vendían rápido. Pero una vez que la delincuencia se hizo más peligrosa, la chamba fue decayendo, al punto en que ahora se lleva casi todo el día en vender sus cocos. “Coatza se ha vuelto la cuna del miedo y en un desierto”.

“Mi familia y yo íbamos a la playa durante la tarde/noche ya que no había mucho sol, no a nadar, pero a caminar sí. Cuando la inseguridad aumentó, esto ya no fue posible, porque en ese tiempo luego se robaban a los niños y había que cuidarlos (…). Tuve un conocido que tuvo que cerrar su negocio por el cobro de piso y extorsión, le quisieron secuestrar a la hija y ése fue el final de su negocio (…). Ahorita Coatza ha decaído en muchos sentidos, ya no es lo que era antes, y pos nadie hace nada para mejorar esta crisis”, lamentó.

Don Rodo explicó que, si no se veía mucha gente caminando por el malecón, del lado donde están los negocios abandonados, es porque luego dentro de los inmuebles hay indigentes que han hecho de estos edificios sus casas. Algunos sí son peligrosos, o andan tan drogados que no saben ni lo que hacen.

La matanza del “Caballo Blanco”

Uno de los incidentes criminales que conmocionó a la ciudad de Coatzacoalcos y al sur de Veracruz fue el acontecido en el centro nocturno “Caballo Blanco” el 27 de agosto de 2019, que está a pocos días de cumplir cinco años.

Fue un martes, un día “cualquiera” para unos, pero que se volvería doloroso para todo Veracruz. Ese día, un grupo de hombres armados entró al lugar, abrieron fuego, rociaron gasolina y procedieron a incendiarlo.

Lo más cruel fue que dejaron a todos los trabajadores y clientes encerrados en el establecimiento, lo que provocó un saldo de alrededor de 30 muertos.

Fue una masacre que marcó para siempre no solo a varias familias, sino a toda la ciudad, siendo considerado uno de los actos criminales más violentos registrados en el sur de Veracruz.

Poco ha cambiado. La delincuencia sigue, al igual que la inseguridad. Caminar por el malecón es estar en peligro, al igual que ir a los bares y antros. Aunque todavía hay pequeños negocios que “sobreviven”, son poco concurridos por la inseguridad.

¿Coatzacoalcos volverá a ser lo mismo de antes o continuará siendo un desierto en medio de un peligro inminente?