Cafeltura: porque si hablas de café, hablas de Veracruz

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Por Lyneth Santiago

El café es belleza, es estética, es dulce y otras veces amargo e incluso, agridulce. El café es café, otras veces rojo, otras veces blanco, de vez en cuando color crema… depende mucho del gusto de cada quien. El café es uno de los primeros aromas que te levanta al amanecer, el café es aquel sagrado líquido que te permite mantenerte despierto, el café es la vida de cualquier trabajador o bien, de cualquier amante a éste. Ese que te acompañará a donde quiera que vayas.

¿Y si tomamos un café?

El café en el estado de Veracruz se ha caracterizado como un icono de nuestra tierra, una representación no solo cultural sino también económica, puesto que la entidad es una de las principales exportadoras de café en México.

Pero seguro nos preguntamos, ¿cómo llegó este preciado grano a Veracruz? De acuerdo con los registros, el café llegó a México en 1796 desde Córdoba, gracias a los inmigrantes franceses.

Cabe destacar que no en cualquier parte de Veracruz se produce el café, pues hay al menos 10 regiones que se centran en su cosecha, tales como Coatepec, Orizaba, Huayacocotla, Papantla, Atzalan, Misantla, Huatusco, Córdoba, Zongolica, Tezonapa, Los Tuxtlas, entre otros.

Xalapa se ha caracterizado por ser el centro de muchas cafeterías llenas de vida que suman de identidad a la ciudad, porque es común que a dondequiera que vayas, haya una cafetería… pequeña, grande, mediana… no es lo que importa, sino la calidad del café que se sirve.

Cafeterías de distintas esencias, desde casas antiguas, hasta inspiradas en películas.

 

Festivales y fiestas en nombre del café

 

Que si es café de altura, que si es black honey, si el tostado es ligero, medio o intenso, que si tiene notas de caramelo, de chocolate, de frutas… que si es ácido o ligero, que si huele intenso o no, que si es en grano, semi molido o bien molido… que si lo prefieres con o sin azúcar… hay combinaciones distintas de este bendito líquido, que es increíble lo orgullosos que nos hace sentir como veracruzanos.

Recientemente se llevaron a cabo dos eventos relacionados con el café en Xalapa, “La fiesta del café” y la segunda edición del festival del café-, En la primera participaron distintos productores, baristas y casas tostadoras, mientras que en el festival del café vinieron de distintas regiones de Veracruz para promocionar su producto, además de haber pláticas, talleres y sugerencias para recorrer fincas que producen café.

La gente se amontonaba por ir a ver. A cada stand pasaban a probar en un pequeño vasito el café que ofrecían para ver cuál era de su agrado, compraban postres de café, los típicos bombones o incluso, toritos con este singular sabor. Incluso había escenarios con bailables típicos y algunas zonas donde podías tomar asiento para echarte un cafecito con pan.

Claro que la gente lucía emocionada, unos se llevaban hasta de a cinco kilos de café por lo mucho que les había gustado. Incluso los pequeños puestecitos te vendían frappés de distintas combinaciones, también llegué por ahí a ver un chocolate con sabor tamarindo picoso, sí, un chocolate caliente -chocolate que a decir verdad, me quedé con ganas de probar.

Al hacer el recorrido, me quedaba escuchando el discurso que daban los productores al pasar a su stand, claro, para convencer a las personas de que les compraran… sin embargo, hubo una historia en particular que me pareció interesante.

Prócoro

Prócoro Contreras Jiménez es un productor proveniente de Coetzala. Su familia produce café desde hace tres generaciones, y contó un poco del proceso del café y sobre sus inicios en el negocio.

“El principio del proceso es cultivarlo, sembrar la mata y darle su mantenimiento, su limpia, su poda y de ahí viene la selección de los granos, lo que es el cereza, del cereza pasa a un proceso que es el majado, pasa a una fermentación que sirve para que se le desprenda lo que es lo dulce, de ahí proviene el secado para dejarlo en pergamino (…), una vez que se deja en pergamino, procedemos a lo que es el tueste, que éste depende de cada quién, ya sea que lo quiera dejar en término medio o más oscuro, chocolate… de ahí proseguimos al proceso de molienda, que de igual manera se divide en términos así como el tueste, ya sea para olla o cafetera”.

-¿Cómo ha sido el sustento económico al vender su café?

“Hemos llegado hasta aquí gracias a las escuelas ENCAS (En Casa), que nos han apoyado e informado de no quedarnos estancados en un lugar, es decir, de vender únicamente las cerezas, porque antes se vendía cereza y a un precio bajo, entonces ellos llegan, nos dan esa información para dar el paso a venderlo ya listo para la olla y conocer a los compradores, y claro, venderlo a un buen precio.”

Prócoro comentó que después de recorrer un largo camino de aprendizaje en el que hubo altas y bajas -como sucede con cualquier productor al inicio- han llegado hasta donde están ahora y se sienten satisfechos con su producto. Él considera que el café es muy importante para la región, puesto que es algo tradicional que viene de generación en generación, agregando también que el aromático ya es parte de la cultura veracruzana.

¿Y para la gente qué significa el café?

Para Julián, el café es hermandad, es familia.

Para Roberta, el café es tradición y cultura.

Para Carolina, el café es esa bebida que no puede faltar en un desayuno.

Para John (un estadounidense que vino a visitar Xalapa), el café es esa chispa que te despierta en las mañanas.

Para Socorro, el café es un abrazo al alma.

Para Carlos, el café es ese “despiértate cabrón que hay que ir a chambear”.

Para Esmeralda, el café es el aroma que te hace sentir en casa.

Para mí, el café es una expresión cultural y tradicional que hace tu corazón sentirse lleno.

Porque si hablas de café, hablas de Veracruz.