Quebradero

Share

Que nadie se diga engañado

Por Javier Solórzano Zinser

Pueden molestar y caer mal algunas de las respuestas de Claudia Sheinbaum a periodistas e intelectuales. Sin embargo, lo que trata es de pensar en función de los millones de seguidores del Presidente, de Morena y de quienes se vayan sumando a su causa.

El Presidente utiliza las mañaneras para responder a sus adversarios. Busca con ello crear una narrativa entre sus millones de seguidores, pero lo importante para él lo hace en sus giras en las que se dirige a sus incondicionales.

El Presidente ha logrado lo que en las últimas décadas nadie había conseguido: sus seguidores no lo dejan y lo apoyan sin importar de lo que se trate. No se reflexiona si lo que dice, sea cierto o no, adquiere la dimensión de algo que podríamos llamar “verdad” o el “verbo”.

Claudia Sheinbaum está siguiendo por la misma ruta. La diferencia es que en los tiempos de campaña de López Obrador el hoy Presidente prometió muchas cosas que jamás cumplió, planteó promesas que se asumieron como ciertas, pero más bien eran parte de

un esquema de convencimiento, sobre todo, entre quienes tenían dudas sobre si apoyarlo o no.

La candidata del oficialismo no ha entrado en ese terreno. No da la impresión que quiera quedar bien o de que quiera ganar votos por decir una cosa u otra. Más bien lo que está haciendo es hablar y proponer en función de lo que cree sin importar lo que se piense de ella.

En la entrevista que le hicieron el lunes por la noche contestó, poco le importó quedar bien ante preguntas que tienen que ver con la política y la grilla que pasa por el trabajo y reflexión de periodistas, académicos, intelectuales y especialistas, pero que asegura tiene muy poco que ver con lo que le importa al grueso de la población, el cual conforma su voto duro; no se detiene con el círculo rojo al cual paradójicamente como académica también pertenece.

Es una candidata pragmática. Le pueden cuestionar sobre temas en los cuales ha tenido que ver y su respuesta versa sobre que ya se ha hablado mucho de ello, que ya quedó claro o argumenta que eso no le interesa a la gente, como se refirió a si Julio Scherer estaba en su equipo.

Se pueden interpretar de muchas maneras las encuestas, pero por ahora la candidata del oficialismo camina con certezas. No es casual que de manera

inopinada haya colocado a las elecciones como “un trámite”. La declaración triunfalista termina por dar el proceso como definido menospreciando lo que las y los ciudadanos pueden decidir.

A pesar de ello, aparecen indicios de abiertas inquietudes en Morena, las cuales llegan a alcanzar al Presidente, quien con sus reacciones y actitudes lleva a pensar que no tienen del todo claro lo que pueda pasar. Pueden partir del triunfo, pero lo que les está siendo un enigma es el cómo.

Se trata de la Presidencia, pero también de la CDMX, Veracruz, Morelos entidades en que se veían victorias seguras que se han convertido en un dolor de cabeza, porque en estos últimos estados los gobernadores están dejando un batidillo. Sumemos la importancia que tiene alcanzar una mayoría en el Congreso, lo cual, por ahora, no pareciera que se pueda lograr. Algo debe estar viendo la candidata del oficialismo que los últimos días ha insistido en la importancia de apoyar a todos los candidatos de Morena, más allá de la lógica propagandística partidaria se aprecian signos de que algunas elecciones eventualmente se pueden perder.

López Obrador prometió muchas cosas para ganar simpatías a sabiendas de que no lo iba a hacer. Claudia Sheinbaum está hablando de lo que va a hacer y cumplir, que nadie se diga engañado.

RESQUICIOS.

En las últimas horas aquello de “abrazos no balazos” y de que “hay más homicidios, pero menos violencia” recibió su enésimo revés, ahora en Acapulco. En 3 colonias y en menos de 10 horas fueron asesinadas 12 personas. Las autoridades repiten por enésima ocasión su guion: son hechos entre grupos delincuenciales que se están peleando la plaza.