Quebradero

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Debates comunes

 

Por: Javier Solórzano Zinser

Veracruz.- La polarización en la que andamos obviamente se extiende a los debates. Es difícil para los participantes abstraerse de ello y, por eso, dedican buena parte de sus participaciones a agredirse y a desacreditarse.

No necesariamente da resultado, pero saben que la estrategia, hasta cierto punto explicable, les permite presentarse ante el público como diferentes.

MC ha desarrollado sus estrategias bajo otros derroteros. Donde gobierna tiene que enfrentar a la oposición de manera directa, le termina pasando lo que le sucede a cualquier partido en el gobierno. Donde aspira a gobernar se ha presentado como una oposición inteligente y sensata. Al saberse lejano del triunfo pone particular énfasis en las propuestas y entra en terrenos de civilidad política como mecanismo para sumar ciudadanía. Le viene bien el papel de evidenciar a las fuerzas hegemónicas como ha sido el caso de la Presidencia y la CDMX.

En el debate del domingo en Veracruz se dio un poco de todo esto. Por un lado, la candidata del partido del Gobierno y la oposición encabezada por José Yunes se la pasaron en un toma y daca interminable. Por un lado, Rocío Nahle insistió en varias ocasiones en la ventaja que tiene en las encuestas, en tanto que Yunes no dejó de mencionar todas las veces que pudo que esta distancia se está revirtiendo.

Hay elementos para pensar que sin que el candidato de la oposición haya revertido del todo la ventaja, se han presentado variables que le han resultado favorables. Las investigaciones sobre las presuntas propiedades de Nahle de alguna manera han sido un factor, a lo que se suma un elemento que habrá que ver qué tanto termina por ser de importancia el día de las elecciones, el abierto deterioro entre la ciudadanía y el gobernador Cuitláhuac García.

No hay manera de evitar las agresiones y las pullas. Además de la larga historia de diferencias y conflictos existentes entre los aspirantes, lo que está de por medio es ni más ni menos que la gubernatura de uno de los estados con mayor densidad de población y que más votantes aportan a las elecciones.

Tampoco hay que darle muchas vueltas al hecho de que las confrontaciones y las agresiones le resultan profundamente atractivas a los ciudadanos. Llaman la atención por lo que significan, pero también porque a través de ellas se interpreta que se aprecia el despliegue de las capacidades de las y los aspirantes.

A pesar de que el candidato de MC, Hipólito Deschamps, presentó una serie de propuestas claras e interesantes para el debate, todo se concentró, como ha sucedido en otros debates, en lo que hacen los aspirantes de la oposición y el oficialismo. No se vio algo diferente de lo que hemos visto en los debates en la CDMX y la Presidencia en forma y fondo.

La ciudadanía veracruzana tuvo un segundo momento para conocer qué piensan la candidata y los candidatos sobre cómo gobernar Veracruz. Es poco el tiempo del debate para lo que está de por medio, es difícil tener una impresión clara de lo que quieren para su eventual gobierno.

A pesar de ello, el ejercicio del domingo fue por muchos motivos interesante. El OPLE tuvo un papel de nuevo estratégico. Logró consensuar acuerdos para el desarrollo del debate. No olvidemos que el debate no lo hace el OPLE solo, todas las decisiones pasan por acuerdos con los partidos políticos.

El primer debate fue visto por más de 2 millones de veracruzanas y veracruzanos, lo cual habla de un genuino interés que quisiéramos pensar terminará con la participación de las urnas.

Es un enigma aquello de que los debates definen el voto, pero es un hecho que son espacios en que los ciudadanos pueden ver al menos la cara de quienes quieren gobernarlos.

RESQUICIOS.

El llamado de Luis Donaldo Colosio a que Máynez se siente con Xóchitl Gálvez para hablar de una eventual alianza rompe la visión de la dirigencia de MC respecto a lo que piensa de López Obrador. Hasta ahora las y los candidatos de MC están más cerca de Morena que de PAN-PRI-PRD.