Por Sandra Luz Tello Velázquez
La poesía es el lenguaje del alma, trasciende lo literal, teje un universo propio, transforma las palabras y evoca sentimientos, sensaciones, crea atmósferas y se adentra en el interior. El poeta emplea el pincel de la retórica y en muchos casos del verso, el poema supera las vivencias propias, para transformarlas en universos de emociones humanas.
La lírica no se limita a describir o a relatar el mundo exterior; su esencia reside en la capacidad para explorar el mundo interior del poeta. A través del verso o la prosa, la voz poética nos traslada, nos mueve en un viaje emocional profundo, de esta forma es posible tocar fibras y reconocer el amor, la alegría, la tristeza, la ira, la esperanza, el odio o el miedo.
La poesía se renueva, renace o se rehace con el paso del tiempo, es más que el canto desesperado de un poeta que sufre por amor, el arte poético es la vía de expresión que ha permitido a las civilizaciones transmitir sus valores y fueros internos, reafirmar su identidad y vincularse con las creencias.
Por otra parte, este arte actúa como un espejo que refleja las inquietudes y los anhelos de la sociedad que la produce, desde luchas sociales y políticas hasta reflexiones sobre la naturaleza humana, los poemas capturan la esencia de su época, ofreciendo una visión que puede ser crítica o reflexiva. El poema es como la rosa de los vientos, se mueve en todas direcciones, pero conserva el centro en donde convergen pasión, opinión, sentimiento y deseo.
Cabe señalar, que la poesía se ha transmitido oralmente, desde los griegos hasta los trovadores medievales, en ese afán de expresar, de cantar y de sentir a través de las canciones de cuna, las coplas o los romances recitados que van formando oído, preparándolo para la sublime cadencia musical.
En las líneas poéticas hay romance y transgresión, adulterio y venganza, amor consumado y platónico, anhelo, deseo, pasión y lucha, por esto a lo largo de la historia ha dejado un legado invaluable desde los versos de Safo hasta los poemas de Neruda, los haikus japoneses y los sonetos isabelinos, la poesía nos permite explorar las infinitas posibilidades del lenguaje, hacer un recorrido en el tiempo y el interior de quienes escriben, conectando con la esencia universal del ser humano.
Por último, en marzo se celebra el día mundial de la poesía, establecido por la UNESCO para conmemorar una de las más hermosas y preciadas formas de la expresión e identidad lingüística de la humanidad, capaz de orquestar palabras, pintar imágenes y brindar de forma contundente el poder de la expresión íntima.
