La narrativa es la forma de gobierno
Por Javier Solórzano Zinser
No tiene sentido negar los avances que se han tenido estos años.
Que se haya puesto en el centro a los pobres ya es en sí mismo un avance y una toma de conciencia sobre las profundas desigualdades que sabíamos que existían, pero que al colocar a los más desprotegidos en el centro las cosas adquirieron una dimensión distinta.
Es cierto que la polarización existe, sin exagerar, desde siempre. Lo que pasa es que no hablábamos de ella o la teníamos debajo de la alfombra. Es cierto también que el Presidente se ha encargado de alentarla, lo que ha llevado a una abierta confrontación que da la impresión de que es parte de la estrategia del Presidente.
Quien gane, lo que incluye a su candidata, tendrá que considerar esta variable. Es necesario crear un clima de civilidad distinto. López Obrador se ha encargado de que estemos confrontados, lo que va aparejado a una clara estrategia de poner en evidencia a quienes no piensan como él pasando a segundo plano la obligación que como mandatario tiene de gobernar para todos.
No sólo se van a tener que atender los precarios equilibrios de nuestra convivencia. Igual de importante será analizar los resultados que ofrezca al final de su administración. Estamos ante diversas maneras de ver lo que se ha hecho, por un lado, el Gobierno pondera sistemáticamente su labor; en tanto que en muchas ocasiones la terca realidad lo contradice.
El Gobierno está obligado a presentar un balance de lo que ha hecho estos años con datos concretos y no con cifras alegres o con una narrativa que lo que pretende es ponderar una gestión que está cargada de luces y sombras.
La narrativa ha dejado de alcanzar para explicar las obras emblemáticas. Las tres han acabado teniendo un costo dos veces mayor que el que originalmente se había presupuestado. No sólo es eso, sino que en el proceso de inaugurarlas sin haberlas terminado han empezado a surgir una gran cantidad de problemas que ponen en evidencia las obras y que no muestran las bondades que se presumen.
La refinería de Dos Bocas no va a poder producir barriles de petróleo a lo largo de este año. No dudamos de que en el mediano plazo se convierta en una interesante alternativa que esperemos cumpla los requisitos en favor de las energías limpias. Pero por ahora ha quedado claro que no tendrá los resultados que plantea el Presidente.
Esta obra, como las otras. requerirá de auditorías detalladas, porque la gran pregunta que con razón se hace es de dónde salió el dinero para poder pagar el sobrecosto. Esto va también para el Tren Maya, cargado de cuestionamientos en materia ambiental, los cuales no se han atendido, y al AIFA, el cual por las razones que se quiera no termina por despegar y por ser útil y amable para los ciudadanos.
Lo que se aprecia con estas obras es que pasan en buena medida por la falta de una planeación y de un proyecto. Se sabe que las grandes obras difícilmente terminan en el costo bajo el cual originalmente se presupuestaron, pero en estos casos el costo se ha duplicado y en tiempos en donde el Gobierno optó por la austeridad, cerca del austericidio, la pregunta obligada es de dónde salió el dinero, en qué se dejó de gastar y qué áreas del país dejaron descobijadas, las cuales tarde que temprano se tendrán que atender.
No solamente son las obras emblemáticas. Cada vez está siendo más cuestionado el sistema de salud. Hay evidencias que se fue dejando en la búsqueda de una política que no dio resultado y que fue cambiando hasta en 4 ocasiones, No se pasa por alto la pandemia, pero tampoco se pasa por alto cómo se le atacó.
El Presidente impone la narrativa, pero a ésta cada vez se le acerca más la terca realidad.
RESQUICIOS.
Nuevas informaciones sobre el incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez el 27 de marzo de 2023 dejan en claro la ausencia de protocolos para atender una situación extrema, además de criterios limitados, por decir lo menos, del personal del INM.