Quebradero

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La corrupción y su narrativa

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

Guadalajara.- Le contábamos ayer lo sucedido en la mesa en que participaron integrantes de la Corte en FIL Pensamiento con el tema Derecho a la Información.

No fue casual la elección del tema, porque las y los ministros están obligados a ello ante la sociedad. Informar y transparentar son signos de la democracia y, particularmente, de procesos en los que se construye entre la ciudadanía la educación, la cultura y la responsabilidad.

Sin la menor duda se ha venido avanzando. Recordando lo que se vivió a principios de los 80 cuando el gobierno convocó a debatir el derecho a la información, para luego auténticamente mandarlo al olvido a lo que hoy tenemos ante nosotros sin la menor duda hay una gran diferencia.

La creación de organismos autónomos ha fortalecido la importancia de la rendición de cuentas. Las cosas no pueden sólo quedarse en la obligatoriedad de los gobiernos porque ésta se vuelve aleatoria. En muchas ocasiones la solicitud de información tiene una respuesta discrecional. En los últimos años se ha sumado el concepto de seguridad nacional para justificar el no informar sobre asuntos que son de primera importancia para el país.

Colocar a la seguridad nacional como el dique para no informar se convierte más que en una respuesta en un pretexto para la discrecionalidad y la opacidad. Un ejemplo reciente son las solicitudes de información, como le decíamos ayer, de las obras emblemáticas ante lo cual se ha respondido con que son temas de seguridad nacional, lo que no es otra cosa que esconder la información.

Ayer participamos en una mesa sobre otros de los temas que son una constante y que es evidente que no hemos podido superar, aunque en algunos casos se ha logrado atemperarlos.

Si bien se ha avanzado en la lucha contra la corrupción es evidente que estamos entre innumerables pendientes. Es un asunto ligado al derecho a la información, a la transparencia y a la rendición de cuentas. Se ha evolucionado, porque se han creado institutos diseñados ex profeso para llevar a cabo un proceso de atención y vigilancia bajo una variable de enorme importancia que es la conciencia ciudadana.

Que el Presidente diga que se ha logrado frenar en muchas áreas la corrupción tiene una doble mirada. Por un lado, se ha logrado un avance derivado de la creación de políticas públicas que han frenado actos de corrupción emanados de las prácticas gubernamentales. El ejemplo de los “moches” tiene diversas maneras de verse, porque si bien se han logrado controlar, también es cierto que la discrecionalidad en muchas áreas se mantiene en el Gobierno.

Por otro lado, no se puede avanzar, si no es el propio Gobierno el que transparente y enfrente la corrupción en su entorno. El Presidente ha sido parte de ello, porque sin ser el responsable directo de hechos de corrupción en su entorno, de alguna manera los ha dejado pasar y poco o nada se ha preguntado sobre ellos y sobre las secuelas que provocaron.

El periodismo ha jugado un papel muy importante en la denuncia de la corrupción. Hay una gran cantidad de casos que si no fuera por las y los periodistas de investigación no sabríamos absolutamente nada de ellos.

El último caso es Segalmex, al cual el Presidente no le ha dado la debida importancia siendo que es un fraude dos veces más grande que el de la Estafa Maestra. Se repartieron culpas al igual que se dieron explicaciones que, evidentemente, no respondían a la gran pregunta de lo que había sucedido en la empresa.

Muchos otros casos se han presentado en que las justificaciones son una forma de respuesta. La lucha contra la corrupción empieza en el Gobierno, pero si éste no es el primero en erradicarla y explicarla se enquista y no deja de reproducirse.

RESQUICIOS.

Con base en la información de la Oficina de Estadística judicial de la SCJN, la ministra Loretta Ortiz deja claramente establecido que el exministro Zaldívar tenía 169 asuntos pendientes de resolución, por más que éste en su cuenta de X diga lo contrario.