Quebradero

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«Devastación absoluta»

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

El Gobierno está tomando decisiones en las que prioriza sus grandes obras por encima de un plan emergente, el cual requiere de una gran cantidad de dinero.

Otis no le cayó como anillo al dedo a la estrategia del Presidente. Más bien lo colocó bajo una decisión que puede determinar en buena medida lo que hemos llamado un antes y un después de la presente administración.

El Presidente debe saber que las y los acapulqueños están enojados y se sienten impotentes y lejos del cobijo de su Gobierno. Muchos de los testimonios que se han dado a conocer en medios y redes son la respuesta ciudadana a lo que están viviendo y a la lejanía que sienten de su Gobierno. Seguramente en algunos casos habrá plan con maña, pero es definitivo que los medios y las redes están traduciendo la voz de Acapulco.

Guerrero fue un bastión fundamental para el triunfo electoral del 2018 del Presidente y su partido. Con toda la confusión y la falta de decisiones estratégicas que se dieron en las pasadas elecciones para gobernador del estado, acabó ganando Morena con una candidata, hija de quien era el candidato original el cual fue sujeto de serias acusaciones.

El presupuesto que seguramente se está aprobando entre ayer y hoy para el Tren Maya, Dos Bocas y el AIFA si bien tiene como objetivo terminar las obras en este mismo sexenio, también es cierto que al hacerlo se está haciendo a un lado una emergencia nacional. Se quiere acabar las obras a como dé lugar porque, nos dicen diputados morenistas, nos la hemos pasado a lo largo de años dejando las obras sexenales a la mitad o pendientes.

Lo que está pasando en Acapulco trasciende por lo que significa el puerto en términos turísticos, pero también por la gran cantidad de damnificados.

El Presidente ha buscado la manera de minimizar lo que está pasando. Ha optado por hacer visitas de una excesiva discreción. Ayer mencionó que ha hablado con la gente de Acapulco, de lo cual hasta ahora no hay registro alguno.

Para como se ha desarrollado la vida política del país en tiempos de la 4T es de llamar la atención que el equipo de López Obrador no haya dado a conocer fotografías o grabaciones que den cuenta de ello. Tiene en su entorno gente que además de cercana lo conoce a la perfección y sabe muy bien cómo le gusta que registren sus actividades.

No hay manera de minimizar nada. Lo sucedido muestra que al menos 85% de Acapulco está devastado; ayer Google Earth informó que a través de sus imágenes satelitales queda en claro que la devastación fue “absoluta”.

Lo sucedido muestra un escenario trágico, dramático y como si se estuviera en medio de una guerra. Es por ello que dentro de la excepcionalidad que está viviendo Acapulco, el Gobierno está obligado a una respuesta inédita y total. Da la impresión que se está auténticamente pichicateando el dinero para no quitarle ni un quinto a las obras emblemáticas y también para no disminuir en lo más mínimo la inversión para el Ejército y la Marina.

Reconociendo que a menudo la oposición no hace sus deberes en los debates en el Congreso se tiene que reconocer que en este caso han presentado una buena cantidad de propuestas que terminan por dejarle una capacidad de maniobra real a los proyectos del Presidente.

Todo indica que estamos en un capítulo más del no le cambien ni una coma a los proyectos que vienen de Palacio Nacional, lo cual puede dejar a Acapulco a la intemperie al paso de los meses.

El Acapulco devastado es el dolor, la tragedia, la desigualdad social, la inseguridad y una caótica planeación urbana. Ahora puede ser una oportunidad y para ello es fundamental la transparencia y como en la película “show me the money”.

RESQUICIOS.

Dentro del cúmulo de contradicciones en la que vivimos nos apareció una más. Arturo Zaldívar renunció a la Corte porque, dice, “cumplí mi ciclo”, pero eso sí, de inmediato corrió a ver a Claudia Sheinbaum; algo tiene qué hacer el Senado con esta renuncia.