Quebradero

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Los riesgos del hartazgo

 

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

 

No se ven los ánimos ciudadanos en el proceso electoral adelantado. El ruido no para, pero todo queda en la comentocracia y en los actores políticos.

El hartazgo se ha ido enquistando entre los ciudadanos a todo lo que le suene político. Se ha tomado una distancia que no es por ningún motivo una buena noticia, por más que haya razones para ello.

Las sociedades están buscando que les resuelvan sus problemas como sea y para ello están dispuestas a elegir a cualquier persona. La clave es que les solucione los problemas en un inevitable pensamiento y mirada de corto plazo.

Las soluciones a los muchos problemas ciudadanos no son sencillas, pero si alguien las ofrece y además las presenta con un discurso cargado de todo tipo de fuegos artificiales verbales, puede lograr la seducción en las urnas que les haga suponer que terminará su hartazgo.

No parece que nuestro país esté enfilado con un perfil de esta naturaleza entre los suspirantes, tanto de las corcholatas como del Frente.

Sin embargo, nada está definido. Ante una elección que pudiera terminar competitiva las promesas pueden subir de tono por todos lados y con tal de ganar los candidatos pueden ser capaces de cualquier cosa. Lo que va a estar en juego es la continuidad de un proyecto o la construcción de algo que por ahora no se entiende que puede ser.

Son fundamentados los temores de lo que se pueda venir con el Frente, un regreso al pasado de luces y muchas sombras se puede aparecer si nos atenemos a lo que a veces se escucha del lado de los suspirantes de la oposición. A los planteamientos que se han escuchado en los foros, se suma el que un grupo de personajes que han estado durante años en la política siendo señalados esté en la primera fila.

Los gobiernos populistas andan rondando América Latina. El caso de El Salvador se ha convertido en un inquietante referente, porque la popularidad del presidente es alta y consistente y porque la población está satisfecha con la idea de que, sin importar cómo, impere la seguridad en el país. Va a ser inevitable al paso del tiempo cuestionamientos en temas tan sensibles como derechos humanos, democracia e incluso libertad.

Lo que está pasando en Argentina, si bien no es definitivo, es otra llamada de atención de lo que están viendo las sociedades y el hartazgo hacia la clase política.

En nuestro país no se ha dado un cambio generacional que permita que la integración de una clase política pueda conjuntar la experiencia con los nuevos cuadros. Los “nuevos” suelen terminar siendo un remedo de los viejos. La clase política que lleva años entre nosotros no se ha renovado y en más de un caso conservan las mismas mañas corregidas y aumentadas; no sólo sucede en el Frente, también le pasa a Morena, el cual a veces parece una extensión del PRI, lo que incluye a las corcholatas del Presidente.

La elección del año que entra es importante en sí, pero el entorno la está haciendo cada vez más riesgosa. El Presidente tendrá que rendir cuentas no solamente a sus furibundos y apasionados seguidores sobre lo que ha hecho y no ha hecho; los cuales son condescendientes y generosos con el tabasqueño.

Si como con razón se presume, Morena ganará las elecciones presidenciales, la ganadora no puede seguir sin cuestionamiento alguno en su gobierno de lo que se ha hecho y no se ha hecho en este sexenio. Las corcholatas han querido quedar bien y mostrarse con los ciudadanos manifestando sus habilidades y virtudes, pero si con alguien han querido quedar bien todo el tiempo es con el inquilino de Palacio.

En el proceso por venir estará la definición de la gobernabilidad. Los ofrecimientos políticos y las exigencias ciudadanas podrían meternos en riesgos y grandes apuros.

RESQUICIOS.

Dante Delgado dio por muerta cualquier alianza. MC va a ir solo, lo cual indica que su apuesta es de largo plazo, pero también que no considera al Presidente y a su partido de la misma manera en que lo hace el Frente Amplio.