Por Ruby Soriano
La violencia política, de género y el bullying se apoderaron del asfalto digital para evidenciar que México se ha convertido en un país donde violentar es todo un deporte practicado por políticos, empresarios, comunicadores, activistas y por supuesto el “hate” que se lanza en todas direcciones, sin importar la responsabilidad o el riesgo a una sanción, pues en nuestro país la violencia en todas sus modalidades, también es sinónimo de impunidad.
Por supuesto que es reprochable la actitud del empresario Ricardo Salinas Pliego quien desde hace meses mantiene una campaña de acoso y violencia digital en contra de la senadora morenista Citlalli Hernández.
La violencia verbal del dueño de TV Azteca refleja a un hombre plagado de misoginia. Ahora bien, la victimización no aplica, cuando de lado de la senadora también hemos visto señalamientos que han afectado a otras mujeres.
El caso de Salinas Pliego vs Citlalli inundó las redes sociales en el país, logrando que muchísimos personajes más, se subieron al llamado tren del bullying para reflejar sus bajos instintos y desde otros escenarios violentar a más mujeres.
Es verdad que es inaceptable la campaña de insultos y descalificaciones denigrantes de Salinas Pliego en contra de Citlalli Hernández. Sin embargo, hay que preguntarnos dónde estaban todos los morenistas que hoy se rasgan las vestiduras en defensa de la Secretaria General de Morena, cuando varios de ellos han denostado, insultado, injuriado y acosado a la Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña Hernández y más recientemente, no se puede soslayar la campaña en contra de Xóchitl Gálvez, aspirante a la candidatura presidencial por el Frente Opositor.
El nivel de violencia digital en defensa de la senadora morenista y de parte de los afines a Salinas Pliego expuso que en el país se sigue una línea dictada por la voluntad del Presidente Andrés Manuel López Obrador, cuyo pasatiempo es el bulleo y alentar la violencia en contra de todos aquellos a los que llama conservadores, cuya voz o críticas invalida, con severos señalamientos.
La violencia digital en contra de los ciudadanos y políticos en México rebasa los límites de una tolerancia que ha sido vulnerada por personajes que con y sin política, replican una línea impuesta desde la presidencia del país, donde el insulto y la denostación se han convertido en la mejor persecución y descalificación para quienes opten cuestionar, criticar, señalar o denunciar a favor o en contra de un régimen gubernamental, preferencia política, apariencia física o creencias e ideologías.
Es lamentable reconocer que hoy en México no hay instancia ni autoridad que pueda frenar la violencia en ninguna de sus modalidades.
El país está fragmentado y hundido en los insultos y las descalificaciones.
Estamos presenciando el México de los violentadores, amparados por una gran impunidad.
@rubysoriano @alquimiapoder
