Tina Modotti: fotografía, activismo y sueño

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Por Sandra Luz Tello Velázquez

Una imperfección de la historia del arte y de algunos amantes de este es la perpetuación de pocos artistas a los que se les convierte en seres legendarios, que parecieran inigualables e inalcanzables, por ser considerados genios y cuya imagen personal es reconocida debido a la inserción social producto de la mercadotecnia. ¿Cómo podrían competir otros artistas por un poco de atención?  La aportación de grandes creadores se ven desdibujadas, aunque su aportación sea sublime.

Frida Kahlo es el ejemplo perfecto al que las masas consideran “la única artista plástica” cuya aportación contribuyó al feminismo del siglo XX, pues desde su inicio rompió con el estatus de genio concedido a los hombres, pero su actividad no bastó para equilibrar la balanza. Debido a la figura de Frida convertida en un producto icónico a finales del siglo pasado, grandes mujeres del arte, activistas e ideólogas fueron opacadas, tal es el caso de Tina Modotti, Tinísima como la nombra Elena Poniatowska en su novela homónima.

Tina Modotti, fotógrafa, actriz, activista italiana radicada en México, que precisamente compartió ideales con Frida Kahlo y Diego Rivera, con quién sostuvo una relación de amantes, rompió todo molde en el que la sociedad intentó encasillarla. Su visión del arte y de la vida reflejan a la mujer emancipada frente a un contexto machista propio de los inicios del siglo XX.

Modotti fue una mujer desafiante comprometida con la realidad de los trabajadores, los campesinos y los grupos marginados. Exploraba el arte sin perderse en él, ya que se interesaba por resolver los problemas de la vida. A la par que documentaba el trabajo de muralistas como Rivera, Orozco y Siqueiros y afianzaba su amistad con ellos y con el pintor francés Jean Charlot, también desarrollaba su compromiso político, por ello se unió al Partido Comunista, esto la llevó a renunciar a ciertas comodidades desde 1927.

A  Tina Modotti se le considera precursora del fotoperiodismo crítico y su mayor producción se dio en México, país con el que se identificó de inmediato, por tal motivo llegó a emblematizar algunos aspectos de la vida cotidiana de personas que representaban todo estrato social, también incursionó en la representación de la modernidad urbana, de igual forma llevaba un registro documental de eventos del Partido Comunista, aunque se destaca su sensibilidad creativa para desarrollar  símbolos, como la maternidad. En general su fotografía privilegia el encuadre  y la limpieza de la composición.

Finalmente, la fotógrafa italiana fue una revolucionaria, cuya vida disruptiva la llevo a plasmar en imagen a los olvidados, a transitar activamente la vida política, se vio obligada a dejar México y después laboró como enfermera en Europa, para regresar a las tierras mexicana que la enamoraron y por ello renunció a su nombre. Su vida inspiró los versos de despedida que Neruda le dedicó en su epitafio y dejó la semilla abonada de una sociedad que en ocasiones parece olvidarla.