Fin de la emergencia
Por Javier Solórzano Zinser
Con el anuncio de la OMS del fin de la emergencia por el Covid debemos empezar a hacer balances y la delimitación de responsabilidades.
La OMS no ha dicho que es el fin del Covid. Más bien plantea que en función del evolución del virus de la mano de la respuesta que se ha tenido entramos a otra etapa, lo que no quiere decir por ningún motivo que estamos exentos de volver a contagiarnos.
Sin dejar de reconocer aspectos positivos de la estrategia del gobierno mexicano, pasaron muchas cosas que bien se pudieron evitar. Lo primero que quedó expuesto son las innumerables limitaciones del sistema de salud. El Gobierno buscó la manera de transformarlo, pero lo único que hizo, en un buen número de casos, fue meterlo en muchos líos y sobre todo terminó haciendo a un lado lo más importante: la atención inmediata a los ciudadanos.
Las dolorosas escenas en las puertas de los hospitales fueron una constante. Estuvimos en un problema serio de demanda, pero también bajo un proceso confuso que llevaba a que muchos familiares y amigos dejaron a los enfermos a la entrada de los nosocomios sin que nadie los atendiera y en muchos casos terminaron muertos en las calles.
Otro elemento que no ayudó fue el papel protagónico que ha jugado el vocero. Pasó de ser un reconocido científico a un personaje que le dio por el protagonismo.
La defensa que hizo del Presidente términó revirtiéndosele, López Obrador ha padecido el virus hasta en tres ocasiones. No fue sólo eso, sino también sus declaraciones ligeras como asegurar que 60 mil personas muertas sería una catástrofe, al final México está entre los países con más personas fallecidas por el Covid; se habla de cerca de 750 mil.
Fue también un tema confuso y de consecuencias lamentables la desatención que se hizo del personal de salud, particularmente de los hospitales privados quienes jugaron un papel preponderante. Somos en este renglón de los países que más muertos presentó de la planta laboral de los hospitales.
A estas circunstancias hay que sumar el gran problema que se nos vino por la falta de apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas, las cuales en un buen número de casos acabaron cerradas lo que trajo un alto nivel de desempleo en menos de un año.
Otro problema fue el que los ciudadanos no sabíamos a menudo qué hacer. No quedaba claro cuando veíamos que en otros países se seguían estrategias diferentes a la de nosotros que les estaban dando mejores resultados. En medio de la confusión los ciudadanos no sabíamos bien a bien qué hacer a lo que hay que agregar la complejidad del virus, y el desconocimiento sobre el mismo.
La tardanza en tener una vacuna, en medio de promesas que en cualquier momento podría estar, dejó al país y a muchos otros países en el mundo con circunstancias adversas. Sin embargo, no se puede soslayar el gran esfuerzo que hizo el Gobierno colocando incluso solicitudes de compra de la vacuna en diferentes farmacéuticas. Esto fue un factor fundamental para que millones de mexicanos pudiéramos ser vacunados en todo el país.
Lo que quedó a la vista fue el deteriorado sistema de salud que de por sí ya lo estaba, pero ahora quedó más a la vista en medio de la emergencia. El próximo Gobierno está obligado a una revisión y transformación del sistema, porque es claro que nunca seremos bajo las actuales circunstancias iguales que Dinamarca o mejores que ella.
Al mundo entero le cayó por sorpresa el Covid. Muchas personas cercanas a nosotros murieron en medio de una pandemia que por momentos parecía incontrolable, en medio de una larga pesadilla.
Recordemos a nuestros muertos y, sobre todo, sintámonos afortunados de seguir todavía por aquí y ojalá en el camino todos hayamos aprendido algo.
RESQUICIOS.
La Consejería de la Presidencia asegura que la Corte estaría sustituyendo al Congreso en caso de no aprobar el Plan B. Todo apunta a que no se va a aprobar y que tendremos un lío cargado de adjetivos e intentos por desarticular a la Corte.