Miles de personas llenaron el Zócalo de la Ciudad de México este domingo para protestar contra la reforma electoral propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador y aprobada por la mayoría obradorista en el Congreso de la Unión porque considerar que amenaza a la democracia en el país.
A pesar de la feroz campaña propagandística de desinformación lanzada por el régimen los últimos días para intentar deslegitimar la marcha –que se replicó en más de 100 ciudades en el interior de la República y en el extranjero- los ciudadanos salieron en gran cantidad y por su propia voluntad a decir no a las reformas lopezobradoristas y llenaron el Zócalo de la capital mexicana, que tiene una capacidad de aproximadamente 100 mil personas.
Ciudadanos de todos los estratos sociales, familias completas, jóvenes, personas adultas mayores o con alguna discapacidad, niñas y niños, activistas y militantes de partidos de oposición se apostaron en el Zócalo desde temprana hora. La mayoría de los manifestantes vestían prendas blancas y rosas, los colores del Instituto Nacional Electoral y gritaban consignas como “¡Mi voto no se toca!”.
«No somos narcos, somos ciudadanos», fue una de las frases coreadas frente a un Palacio Nacional blindado con vallas metálicas de dos metros de altura y cientos de policías capitalinos.
En un templete dispuesto con vista a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, fueron oradores el ministro en retiro José Ramón Cossío y la periodista Beatriz Pagés.
Cossío destacó que “no veo cómo los ministros podrían declarar la constitucionalidad de las reformas legales”, dijo Cossío, en referencia a las impugnaciones y juicios que se han presentado y se presentarán en contra del llamado “Plan B” de la reforma electoral, la Ley General de Comunicación Social y a la Ley General de Responsabilidades Administrativas.
Ante los señalamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador contra quienes han promovido estos juicios, José Ramón Cossío señaló que “seguramente es frente a esta posibilidad que desde hace días se han incrementado las críticas a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El Presidente y sus colaboradores han denostado a sus integrantes ante la posibilidad que declaren total o parcialmente inválidas sus reformas electorales”.
“El Presidente ha dicho que la corrupción de los ministros quedará evidenciada si invalidan sus reformas. Por el contrario, los ministros solo podrían ser considerados corruptos si desconocen lo dispuesto en los artículos constitucionales que detalladamente regulan los órganos y los procedimientos electorales. El Presidente ha dicho que los ministros serán hipócritas si declaran la invalidez de sus reformas legales; los ministros serían hipócritas si ocultan sus argumentos, si se apartan de sus precedentes o si distorsionan las votaciones en las que participen. El Presidente ha dicho que si declaran la inconstitucionalidad de las reformas serán aliados de los más privilegiados de nuestra población, y esto no es así. Los ministros podrían ser tenidos como defensores de los privilegios solo si debilitan a las instituciones electorales para que los poderes fácticos, la delincuencia organizada incluida, puedan determinar el rumbo de las elecciones y la conformación de nuestros representantes populares”, sentenció Cossío.
El también investigador asociado en El Colegio de México planteó que los ministros tienen en sus manos la decisión de privilegiar, como hasta ahora, elecciones limpias, mientras que a los ciudadanos acudir a emitir su voto. “Al mirar su casa, lo hacemos con respeto, con confianza, vigilantes de su acompañamiento y de su quehacer por la Constitución”, afirmó.
“Es importante que tengamos en cuenta que la Suprema Corte no va a determinar de manera concreta cómo emitiremos nuestro voto, cómo serán contados el voto, ni cómo se integrarán los órganos resultantes de un voto libre secreto y directo. Los ministros, estoy seguro, sabrán cumplir con el papel que la Constitución le impone, el resto es tarea de nosotros y solo de nosotros”, planteó.
A su vez, Beatriz Pagés cuestionó que Morena y los hoy gobernantes hayan sido elegidos mediante comicios electorales imparciales y ahora pretendan desconocer y cambiar esas reglas electorales que los llevaron al poder.
“Se utilizó al INE y se utilizó la democracia para llegar al poder, y hoy quieren matarlos para impedir la alternancia y no lo vamos a permitir. Quieren mutilar al INE porque les estorba el voto libre. Quieren desmembrarlo porque les estorba a una institución autónoma, fuerte y capaz. Ante el fracaso y la falta de resultados, ya huelen su derrota y preparan la otra etapa, buscan desaparecer al árbitro para torcer la decisión ciudadana en el 2024. El plan de la reforma electoral es la crónica de un fraude anunciado”, advirtió.
Las reformas electorales recortan drásticamente el financiamiento para las oficinas electorales locales y la capacitación de ciudadanos que operan y supervisan los centros de votación. También disminuiría las sanciones para candidatos que no reporten sus gastos de campaña y permite a funcionarios públicos hacer proselitismo electoral indiscriminadamente.