Quebradero

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 García Luna y las elecciones

 

Por Javier Solórzano Zinser

 

La determinación del jurado en el caso García Luna deja abiertas muchas incógnitas. La resolución cierra un capítulo para abrir nuevas puertas siendo la nuestra una de las que merece la mayor atención.

La narrativa del juicio nos obliga a que se haga una revisión en todos los órdenes de lo sucedido. El país quedó expuesto en función de testimonios que fueron considerados para tomar una determinación y declarar culpable a quien era el responsable de la seguridad del país, y era también la cara que le poníamos a   EU en la materia.

Ya se han echado a andar las primeras reacciones. Morena anda en jauja, como se ha visto en medios impresos, públicos y en las redes. El Presidente ha sido enfático en el tema, le ha pedido a García Luna que sea testigo protegido, como le comentábamos ayer.

Las elecciones de este año, pero particularmente en las de 2024, ya tienen a García Luna como uno de los instrumentos para desacreditar y señalar a la oposición.

Las razones son múltiples y explicables. Para los millones de seguidores del Presidente, García Luna representa la cara más abyecta de la oposición y de lo que en algún sentido se sigue viviendo en el país en materia de seguridad. No importa si lo que se dice tiene que ver con lo que es, lo cierto es que la herencia de García Luna es lamentable, al tiempo que está llena de contradicciones, corrupción, confusión y a puestas en escena, como fueron los casos de los secuestros de Florence Cassez y Rubén Omar Romano, entre otros.

Las cosas han llevado a que el presidente de Morena haya pedido que se le quite el registro al PAN, propuesta que no fue compartida por el Presidente lo que se sabe bien que en términos morenistas significa que no va a pasar absolutamente nada.

La reacción de Mario Delgado es algo de lo mucho que se le va a dejar venir a la oposición. García Luna va a ser uno de los ejes de una crítica que ya es dura, ruda, severa y hasta explicable hacia lo que ha sido la historia reciente de la oposición, el caso servirá para arremeter contra el PAN sin hacer a un lado al PRI en tiempos en que la oposición está tratando de organizarse y tiene una presencia medianamente visible.

Quien fue el encargado de seguridad del país lleva mucho tiempo siendo una figura señalada, por lo que hizo, no hizo y mal hizo a lo que habrá que sumar un elemento fundamental que es el hecho de tratar de meter en el imaginario colectivo su pertenencia y un proyecto de país que con razón es cuestionado junto con sus relaciones con quienes nos gobernaron a lo largo de varios años.

García Luna puede ser un factor en las elecciones. Razones no van a faltar porque hoy es la cara visible de una estrategia en materia de seguridad que fue fallida y señalada. Fue el personaje al que Felipe Calderón responsabilizó para enfrentar lo que sin duda fue un momento doloroso y crítico, en algunos casos lo sigue siendo, en diversos estados del país.

El entonces presidente hablaba de una guerra contra la delincuencia organizada ante lo que semanas después optó por reconocer que no era una guerra. La estrategia tuvo a Genaro García Luna como responsable directo.

El juicio le ha venido a dar parque al gobierno y a su partido. Le viene a confirmar una narrativa que ha sido su sustento estratégico e ideológico a lo largo de varios años. También le puede dar razones a los millones de seguidores de Morena de creer que la estrategia actual está funcionando y que tiene sentido el singular proyecto de abrazos no balazos.

Lo que ahora habrá que ver es si los aparatos de justicia se echan andar para ir por aquellos que estaban cerca, muy cerca, del culpable.

RESQUICIOS

La marcha del domingo es un reto para quienes se oponen al Presidente. López Obrador ha utilizado el sarcasmo y la ironía rayando en el insulto para definirla, “los que quieran que haya más corrupción vengan al Zócalo”. Los organizadores deben saber que no es lo mismo el 13 de noviembre que el 26 de febrero.