Quebradero

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El desenlace

 Por Javier Solórzano Zinser

 

Si nos atenemos a como se fueron dando las cosas no hay sorpresas en el desenlace del juicio contra Genaro García Luna.

Si bien en los testimonios en el juicio no se presentaron pruebas concretas y materiales, la narrativa difícilmente podía exonerarlo, ésa fue la estrategia de la fiscalía. Se presentaron muchos testimonios que lo colocaron bajo evidencias de sus presuntas responsabilidades.

No se debe pasar por alto que quien estuvo en la Corte de Nueva York fue un exfuncionario de altos vuelos, el cual fue encontrado culpable. No es cualquier cosa por todo lo que significa para nuestro país.

El hecho de que García Luna no haya querido subir al estrado lo colocó en una situación más que comprometida. Al no hacerlo no pudo defenderse, pero también al tomar esta decisión quedó en claro que no se quería exponer al interrogatorio de la fiscalía.

El juicio ha sido y es de primera importancia para EU, a pesar de que no se haya metido en la atención de su opinión pública. Con las drogas Estados Unidos vive en una disyuntiva con cierta dosis de hipocresía. Por un lado, está el gran consumo con todas las consecuencias que cotidianamente tiene. Cada vez más jóvenes se acercan a las drogas lo que ha provocado efectos verdaderamente graves en la salud pública del país.

Por otro lado, la política de seguridad interna es desigual, ya que vive entre vaivenes al afrontar este asunto. La legalización sigue siendo una asignatura pendiente,  la realidad en la que viven millones de personas, particularmente jóvenes, los va a llevar a una inevitable legalización de muchas drogas.

La Fiscalía de Nueva York ha ponderado el resultado del caso ubicándolo como parte de su política en materia de lucha ante las drogas a través de la DEA. Sin embargo, las estrategias de la agencia en la mayoría de los casos siguen pesando más en lo que hace fuera de EU que lo que hace en su propio país.

El desarrollo del juicio pasó prácticamente de largo allá, en tanto que en México se convirtió en tema central, a lo que se suma la importancia que adquirió para el Presidente por la posibilidad de señalar sexenios anteriores, particularmente el de Calderón.

García Luna se quedará en la cárcel durante largo tiempo, pero muchas de las secuelas de lo que hizo se quedan entre nosotros. Todo indica que la sentencia, la cual se dictará el 27 de junio, podría dejar al exencargado de la seguridad en México en la cárcel al menos 55 años.

Dentro de las cosas que habrá que seguir ahora está conocer hasta dónde en nuestro país se puede investigar a quien fue el encargado de la seguridad a lo largo de varios años. Existe una secuela que no puede pasarse por alto y que va más allá de la decisión del jurado.

Es un hecho que García Luna no actuó solo en nuestro país. Más de un alto mando debió ser copartícipe de una estrategia en materia de seguridad que resultó cómplice, inefectiva y además entregada a la delincuencia organizada.

No hay manera de que una situación como la vivida durante tanto tiempo pudiera pasar de largo a quienes dirigían el país en aquellos años. De manera inevitable ellos tienen que responder de alguna manera por lo sucedido. La decisión del jurado en EU los compromete aún más, porque difícilmente García Luna podía irse por la libre y si así fue la responsabilidad es por omisión.

Felipe Calderón había dicho que daría su posicionamiento a partir de que el jurado presentara sus conclusiones. Se presume que en cualquier momento conoceremos la opinión del expresidente de alguna manera señalado.

La decisión del jurado le concede algo de razón al Presidente. Confirma su narrativa de años y pone a la oposición en un predicamento, porque ese pasado tiene que ver con ella.

RESQUICIOS.

Quizá hoy sabremos por fin qué piensa el Presidente sobre la expulsión de 220 ciudadanos nicaragüenses opositores al régimen de Ortega, a los que además de manera autoritaria y sin lógica alguna les quitó la nacionalidad; el silencio parece ser cómplice.