Por Omar Zúñiga
Siempre hablar sobre violencia, y más en tratándose de delincuencia organizada, ha sido riesgoso, hoy cuando México es considerado el país más peligroso para ejercer el periodismo, lo es de manera superlativa.
Sin embargo, los hechos ocurridos este domingo sobre las 17:00 horas en la carretera federal Veracruz-Xalapa, enfrente del aeropuerto de la Secretaría de Marina conocido como Las Bajadas, en los que un comando de gente fuertemente armada acribilló a una familia entera de cinco personas, incluidos dos menores de edad.
A juzgar por las fotos y los videos, la camioneta Ford Lobo con placas del Estado de México recibió al menos 100 impactos de bala; una barbaridad, pues en la experiencia de la gente dedicada a cuestiones de seguridad cuestionadas al respecto, se trató de un ataque directo (contra lo que pudiera pensarse).
Llama poderosamente la atención que algunos compañeros por ahí publicaran prácticamente en el momento de los hechos, lo que en un pasado no muy lejano, ellos mismos condenaban, incluso cuando se trataba de versiones oficiales: revictimizar a la víctima.
Con este tema sucedió, diciendo casi de inmediato que entre los asesinados se encontraba un sujeto “fuerte generador de violencia” en la zona norte del estado, sobre todo Papantla, y que la masacre de su familia se trataba de “daños colaterales”.
Es imposible guardar silencio ante esto, porque los que saben un poco de este tema aseguran que estas versiones son filtradas desde las cúpulas del poder, tampoco hay que ser el Rey Salomón.
Aun cuando fueran ciertas las versiones, el sólo tema de haber asesinado con la saña con que lo hicieron a la familia entera no tiene nombre.
Para documentar el optimismo, el inepto del gobernador Cuitláhuac García dio una versión “oficial” al menos tres horas después, en un breve mensaje publicado en sus redes sociales, que se siente como una patada en la entrepierna y que de alguna manera avala lo publicado en “medios” (sí son medios, no son enteros) y que dice textualmente: “Ante los lamentables hechos en el municipio del puerto de Veracruz hemos implementado ya los operativos coordinados con las fuerzas federales y la FGE realiza las investigaciones preliminares que apuntan a un ajuste de cuentas entre bandas de la delincuencia organizada. Tristemente se llevan en esto a vidas inocentes. Habrá justicia y no permitiremos por ningún motivo alcancen estos niveles que hasta con sus familias terminan pagando sus supuestas “venganzas”. Mañana informaremos detalles en momento posterior a los operativos que en estas horas estamos realizando.”
Esa es la “versión oficial” de un tipo que se jacta de “gobernar” uno de los “estados más seguros del país”; sólo le falta decir que es uno de los 32 estados más seguros del país, ahí sí no tiene margen de error.
En fin, el saldo fue de seis personas muertas, lo que bajo la lógica descrita, deja cinco bajas colaterales y un ajuste de cuentas…, se escucha del carajo, ¿verdad?
Una de las víctimas viajaba en un taxi…, piense por un momento que uno de “los daños colaterales” fuera un primo, una prima, su hermano, su madre, su hijo…, fuerte, ¿no?
Ese es nuestro Veracruz actual, en el que no pasa nada y cuando pasa, se trata de un ajuste de cuentas entre grupos de la DO y las otras víctimas son un daño colateral…, como en las guerras.
Se dice que iban a asesinar a El Pino, hermano de Reveriano Pérez Vega, líder de los Pelones en Coxquihui, cierto o no, hay cinco muertos más, dos niños entre ellos.
Esperemos, a ver con qué mamacharrada sale el gobernador, hoy que amenazó con dar más información al respecto.
De la FGE ni sus luces. Mañana, martes 24 de enero, Verito comparece ante los diputados, algo habrá de decir, mientras tanto, Cuitláhuac se erige como el ministerial investigador de un Estado fallido.
¡Qué barbaridad!
deprimera.mano2020@gmail.com